país. Pero en su aventura, además de las dificultades del mercado, se enfrentan a los desventajas de ser mujer.
«Propietarios de bodegas, distribuidores, sumilleres... Casi siempre estoy rodeada de hombres. Es un sector muy masculino y muchas veces me han mirado por encima del hombro», explica Noelia.
Inés reconoce que en su profesión una mujer lo tiene todavía más difícil porque prefieren contratar a hombres que en un momento dado puedan hacer un esfuerzo físico. Pero poco a poco va a cambiar. «En La Rioja hay más mujeres dedicadas al mundo del vino», dice.
Pero ambas creen que su género resulta un valor añadido en la gestión de su bodega. «Las mujeres somos más perfeccionistas y exigentes, y eso, supongo, repercute en la calidad de nuestros vinos», apunta la joven enóloga.
«Somos mucho más detallistas y no nos conformamos. Quizá porque tenemos que demostrar que sabemos de vinos en un sector tradicional», añade la joven gerente de la bodega.
Cuidar hasta el mínimo detalle
Noelia e Inés acaban de lanzar al mercado un vino de autor que hasta en su nombre, Anónimo, muestra su esmero diferenciador por el detalle. Analizamos 50 tipos de botellas distintas hasta que encontramos la que nos gustó. «Son detalles de imagen de la marca a los que los hombres no dan tanta importancia. Por ejemplo, optamos por una serigrafía en la botella, en lugar de la tradicional etiqueta», cuentan.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios