La salud no suele ser la razón para llevar a cabo una reforma en casa. Pero  en realidad no cabe mayor justificación: reformar parte de nuestra vivienda para hacerla más saludable.

Soluciones tan sencillas como sustituir la moqueta, instalar calefacción radiante o mantener limpio el aire acondicionado redundarán en la salud de toda la familia.

Siguiendo los consejos de Tenders, repasamos algunas de ellas.

Las moquetas son una solución cálida para el suelo de nuestra casa, pero su mayor problema es la acumulación de polvo y ácaros, que afectan a nuestro sistema respiratorio y pueden ocasionar alergias.

En la actualidad cada vez son más quienes se deciden a cambiar su vieja moqueta por un suelo de tarima sintética, que también resulta más cálida que la cerámica y es mucho más fácil de limpiar.

La calefacción por suelo radiante presenta muchas ventajas, como la ausencia de los feos radiadores y el ahorro energético. Pero también es buena para nuestra salud, porque el calor se distribuye de forma uniforme, no crea corrientes cálidas que mueven el polvo y no reseca el ambiente ni las mucosas nasales.

Además, si los niños o nosotros mismos caminamos descalzos por casa, no se enfrían los pies. No en vano, es el sistema de climatización recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

Al ya conocido consejo de no abusar de la temperaturas bajas, hay que añadir el de hacer un mantenimiento regular del aire acondicionado.

Un profesional puede limpiar sus conductos para evitar la propagación de bacterias, hongos y moho y la aparición de síntomas como irritación de ojos y garganta o malestar general.

Es básico para el ahorro energético, pero también para nuestra salud. Unas ventanas correctamente aisladas evitan las corrientes de aire que pueden resfriarnos, y se suman a las ventajas que ya conocemos de ahorro de consumo eléctrico o de gas.

Para detectar estas corrientes, acerca una vela encendida a los bordes de la ventana. Si observas que la llama tambalea, necesitas mejorar el aislamiento.