Sigourney Weaver: "Mi prioridad es ser madre y esposa"

  • Esta leyenda del cine estrenó el viernes 'La fría luz del día', una película de espías rodada el pasado año en Madrid.
  • "No soy una estrella de Hollywood, sino una actriz de Nueva York".
La actriz Sigourney Weaver, una de las más importantes estrellas del cine de las últimas décadas.
La actriz Sigourney Weaver, una de las más importantes estrellas del cine de las últimas décadas.
GTRES
La actriz Sigourney Weaver, una de las más importantes estrellas del cine de las últimas décadas.

Toda charla telefónica con una estrella implica cierto temor: ¿Cómo se habrá levantado hoy? ¿Tendrá ganas de hablar? Con Weaver (62 años), la duda se despeja pronto: "¡Hola!",  dice en español. "¿Cómo estás? ¿De qué parte de España eres? ¡Me lo pasé muy bien allí!", afirma, relajada y cercana, la que fue protagonista de Alien.

El año pasado rodó Luces rojas en Barcelona y La fría luz del día en Madrid. ¿Qué le parecieron ambas ciudades?

Son muy distintas: en Madrid tuve mucho tiempo libre, y pude pasear con bastante calma con la diseñadora de vestuario, Bina Baigeler. Fue la mejor forma de conocer la ciudad, porque los coches no muestran su mejor cara. Por su parte, Cataluña tiene una cultura compleja, única y diferente... En Barcelona puede respirarse una energía creativa que abarca muchos campos artísticos.

¿Qué siente, a estas alturas de su carrera, ante un proyecto?

Que es mi primera vez, que ese personaje será el primero al que me tendré que enfrentar. Cada película es diferente: he hecho cuatro Alien, pero sentí que cada película era muy distinta a la anterior. El cine es un negocio muy cambiante.

Y agotador, imagino.

Como cualquier otra forma de arte, es un desafío. Respecto a su cara industrial es un negocio, con sus trampas e intereses económicos. Pero intento no prestarle demasiada atención al dinero: prefiero dar cada vez lo mejor que tengo y dejar que mis agentes me busquen buenos guiones y un sueldo para vivir.

¿Le quedan sueños por cumplir?

Sí: variar. Ahora trabajo en una serie de televisión llamada Political Animals, donde encarno a la secretaria de Estado de EE UU. Especula sobre cómo participan las mujeres en la política y cómo aportan cosas distintas, algo que me parece muy interesante.

¿Sería mejor el mundo si estuviese gobernado por mujeres?

Es posible, porque somos más prácticas, más capaces de localizar un problema, centrarnos en él e intentar solucionarlo. Los hombres, los políticos, se preocupan demasiado de sí mismos: priorizan sus egos. Mira a Angela Merkel: es práctica y metódica, pero no tiene pinta de perder mucho tiempo pensando en sí misma.

Usted está casada desde 1984 y tiene una hija de 21 años. ¿Cómo lo compaginó con ser una estrella de Hollywood?

¡Porque no soy una estrella de Hollywood! Simplemente, soy una actriz de Nueva York que tuvo la suerte de casarse con un director talentoso, que me dio la oportunidad de desarrollar mi carrera artística. Además, siempre entendí que el oficio de actriz ya es bastante duro como para, encima, tener que cargar con todo lo que lo rodea. Nunca me he preocupado por cuándo ganaría el Oscar o qué vestido me pondría en la alfombra roja, sino que he preferido concentrarme en buscar proyectos distintos y dar, siempre, lo mejor de mí misma. Tengo una vida muy normal, y mi trabajo más importante es el de ser una buena esposa y madre.

Una vida normal. Dígame, por ejemplo, qué ha hecho hoy.

Por la mañana practiqué kárate, como hago cada día desde hace mucho tiempo. Y ahora,  en cuanto terminemos de hablar, me iré al Madison Square Garden a ver un partido de la NBA. Llevo toda mi vida en Nueva York, y creo que eso me define más que nada: soy una neoyorquina. Una más. No me siento parte de Hollywood, veo esa etapa de mi vida como si fuera la de otra persona.

¿Cómo empezó a amar el cine?

¡Viendo muchas películas de Walt Disney! Pero, de pequeña, me recuerdo todo el día leyendo, más que yendo al cine. Novelas de vaqueros, de extraterrestres, de mujeres aventureras... En el colegio no soñaba con ser actriz, sino periodista. Creía que era el mejor trabajo del mundo: adentrarme en la vida de las personas, contar sus historias... Creo que hay una gran conexión entre la interpretación y el periodismo: cuando encarno a un personaje me preguntó por qué está en esa situación, qué le ha llevado hasta ahí, por qué actúa de una determinada manera. Intento reconstruir su vida, como lo haría una periodista.

Y de ser periodista, ¿qué me diría sobre el mundo actual?

Solo una cosa: tenemos que empezar a pensar ya, y muy en serio, en el lío en el que nos hemos metido degradando este planeta. Desde hoy mismo tenemos que dejar de derrochar y de malgastar energía. Tenemos que acostumbrarnos a usar productos reciclables y trabajar, entre todos, en reducir nuestra huella energética... Asusta pensar en el mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos. La situación de los océanos, la sobrepesca, nuestra irracional dieta... Es imposible seguir así. No será fácil, pero, si hacemos todo lo que está en nuestra mano, quizá tengamos una oportunidad.

"España superará sus problemas"

"España es un lugar maravilloso", dice Weaver de un país que conoce bien: tanto, que incluso interpretó a Isabel la Católica en 1492, la conquista del paraíso (1992). Sobre nuestra crisis, se muestra optimista: "Es un país único, con mucho que ofrecer al mundo. Repasa vuestra historia, mira lo que le habéis dado a la cultura universal y entenderás por qué me resulta inexplicable vuestra situación. Es preocupante, pero creo que es pasajera. Tenéis una sociedad muy capacitada que, a base de talento, logrará superar todos sus problemas".

Dos éxitos galácticos y otras joyas del cine reciente

Alien, el octavo pasajero (1979)

Terror espacial. Este inolvidable cruce de terror y ciencia ficción fue un éxito, tuvo tres secuelas y convirtió a la actriz en un híbrido ideal de heroína de acción y sex symbol.

Los cazafantasmas (1984)

Los ochenta eran nuestros. Esta delirante comedia, símbolo del cine juvenil de una época, fue otro gran éxito (costó 30 millones de dólares y recaudó casi 300 en todo el mundo).

Gorilas en la niebla (1988)

Primates y lágrimas. Una de las tres candidaturas al Oscar (las otras fueron por Aliens, el regreso y Armas de mujer). No lo ganó, pero emocionó al mundo como Dian Fossey.

La muerte y la doncella (1992)

Dirige Polanski. Toda la dureza de Weaver, en un personaje: el de Paulina, una mujer que tortura al hombre (Ben Kingsley) que, según le dicen sus borrosos recuerdos,  la torturó durante la dictadura chilena.

Avatar (2009)

En Pandora. El último gran éxito de la actriz ha sido esta superproducción de James Cameron, bandera de la presunta (y no del todo lograda) revolución del 3D.

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