La lengua de las mariposas

Primero llegó una y aparcó en la lámpara del salón.
Otra se sucidió contra mi cama. Son las disidentes. La plebe se hizo un hueco en el marco de la ventana. Creí que Dios me estaba fustigando por señalar al padre Pedro, de Sangonera la Verde. Yo asocio a las mariposas con los muertos. Me lo dijo mi abuela y desde entonces, soy una Navokov. Me gusta cazar fantasmas, pero la que está cayendo en Murcia es mucho pal body. No tan calvo, que se le vean los sesos. Así que ayer, tras la invasión de mariposas que ha hecho escala en la ciudad, encendí mis velas y saqué el fli por si mis santos están ya de vacaciones.  Pero tranquilos, después llegarán los mosquitos tigres y nos levantarán en peso, con 45 grados a la sombra. ¿Qué pasa que no fumigan? ¿El concejal de Sanidad se nos ha hecho ecologista? ¿O es que estas maripositas ciegas, que en Cuba crecen más y se llaman brujas o tataguas y traen mala suerte, se van a adueñar de Murcia? Lo que nos faltaba. Ya estamos sin agua. Ahora toca hablar la lengua de las mariposas.
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