Después de pasar la mañana con sus 11 palomos de vuelo de competición, tintados de color morado oscuro y que él valora en unos 3.000 euros en su denuncia, regresó desde su finca de Bacarot a casa para comer, momento que aprovecharon para robarle estos preciados animales. Un vecino llegó a ver un coche blanco con un alerón en la parte trasera donde huyó el ladrón o los ladrones, aunque no alcanzó a distinguir la matrícula. No llegaron ni a forzar puertas en la finca, por lo que el afectado cree que lo vigilaron.