Condenado a 18 años por matar a su pareja y abandonar el cadáver en una maleta en Barcelona

  • Lorenzo Catari estranguló a su pareja y la metió en una maleta.
  • Tras viajar con ella en autobús, la dejó abandonada en una calle de Barcelona.
El interior de una cárcel.
El interior de una cárcel.
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El interior de una cárcel.

La Audiencia de Barcelona ha condenado a 18 años de cárcel a Lorenzo Catari por estrangular a su pareja y esconder el cadáver en el interior de una maleta que dejó abandonada en una calle de Barcelona, tras viajar con ella una hora en autobús.

En la sentencia, la Audiencia de Barcelona condena al acusado, en virtud del veredicto inculpatorio del tribunal popular, a una pena de 17 años y medio de cárcel por un delito de asesinato con alevosía y a seis meses de prisión por maltrato habitual a su pareja.

Además, la sentencia condena a Lorenzo Catari a indemnizar a los padres de la fallecida con un total de 130.000 euros y a la hija que tenían en común con 100.000 euros. Los hechos ocurrieron la madrugada del 21 de septiembre de 2009, cuando, tras casi dos días celebrando su cumpleaños, el acusado, natural de Bolivia, se peleó con su pareja en la habitación que compartían en un piso de Sant Pere de Ribes (Barcelona).

El condenado golpeó a su pareja en la cabeza y posteriormente la estranguló con un cordón, lo que le provocó la muerte. Tras matar a su mujer, el acusado le puso un papel en la boca, le colocó dos bolsas de plástico en la cabeza, le ató las piernas con trozos de una sábana y finalmente introdujo el cadáver en una maleta de grandes dimensiones.

Con el cadáver en la maleta, Lorenzo Catari cogió hacia las 21.00 horas un autobús interurbano, con el que viajó hasta Barcelona, a donde llegó casi una hora después. A su llegada a Barcelona, por la Gran Via de les Corts Catalanes, el acusado se apeó a la altura del edificio de La Campana, donde dejó abandonada la maleta con el cadáver de su mujer, que fue encontrado por un vecino, que rápidamente avisó a los Mossos d'Esquadra.

Tras abandonar el cadáver, el acusado regresó a su casa para eliminar los restos más evidentes del crimen y se dio a la fuga, aunque finalmente fue detenido. Cuando los Mossos encontraron el cadáver descubrieron que los trozos de sábana con el que había atado las piernas de la víctima pertenecían al domicilio conyugal y que en el sofá-cama de la habitación se apreciaba un intento de limpiar las manchas de sangre con pintura blanca.

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