El Ayuntamiento de Madrid ha tomado una decisión salomónica para intentar zanjar la guerra del ruido entre los empresarios del ocio nocturno y los vecinos del centro. Por un lado, contentará a los residentes impidiendo la instalación de nuevos locales en el distrito. Por otra parte, les echa un jarro de agua fría al rechazar el adelanto del horario de cierre de los bares. "Sobre la mesa de la Junta de Gobierno está no dar nuevas licencias en el distrito Centro, pero no está el adelantar el cierre en una hora", avanzó el jueves el vicealcalde de la capital, Miguel Ángel Villanueva.

Estas medidas se incluirán en la Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE) de Centro, la normativa que prepara el Consistorio para "compaginar la actividad empresarial con el descanso nocturno de los vecinos", es decir, para mitigar los ruidos que no dejan dormir a los 143.000 habitantes del distrito durante las noches del fin de semana. La ZPAE será aprobada por la Junta de Gobierno de forma inminente, "previsiblemente después de Semana Santa", según fuentes municipales. En 2010 ya se aprobó una protección similar en Aurrerá (Moncloa), aunque en ese caso sí se adelantó el cierre.

El Ayuntamiento ya marcó sus líneas rojas. Y lo más inmediato (una vez que se apruebe en el pleno) será denegar cualquier otra licencia de apertura o funcionamiento que se presente para establecer un local de ocio (bar, discoteca o sala de espectáculos) en el centro. El vicealcalde reconoció el jueves: "Después de una fase de diagnóstico, hemos llegado al entendimiento de que Centro tiene una saturación de locales de ocio". En el distrito existen "alrededor de 2.200 locales de ocio, entre bares, restaurantes y salas de espectáculos", según el área municipal de Economía. Esta cifra supone un establecimiento por cada 65 habitantes, mientras que en el resto de la capital tocan a un local por cada 333 vecinos. Aún así, Barcelona, Valencia y Zaragoza están más saturadas de bares que la capital, según el anuario de La Caixa.

La limitación de las licencias era una reivindicación de la plataforma vecinal contra el ruido. Pero no les parece suficiente: "Esta decisión la tenían que haber tomado mucho antes, para evitar que se llegue a esta situación", apuntó Esteban de Benito, presidente de los vecinos de Chueca, uno de los barrios más afectados (junto a Huertas y La Latina). Mientras, los empresarios lo ven como un ataque a su sector: "La solución es poner cerco al botellón, no perseguirnos a nosotros".

Sin embargo, la gran petición de los residentes ha sido rechazada. El Ayuntamiento no pondrá límites al horario de apertura. Actualmente, los pubs cierran entre las 3.00 y las 3.30 de la madrugada, y los residentes presionaron para que se adelantara el toque de queda a las 2.00 horas. Pero, en este caso, el Consistorio se ha colocado del lado de los hosteleros. Además, les tendió la mano para "buscar soluciones de forma conjunta al botellón, que está cada vez más disgregado y disperso por el centro".

Vecinos...

Ramón Rufín. Portavoz de la Plataforma Vecinos de Madrid Centro

¿Les dan una de cal y otra de arena?

Solamente es cal. La denegación de licencias se debía haber adoptado mucho antes para evitar la saturación. La medida de urgencia real era adelantar el cierre para poder dormir una hora más.

¿Qué ruidos soportan en sus casas?

Hay locales mal insonorizados, el alboroto de la gente que sale a fumar, el murmullo constante de las terrazas, los camiones de carga y descarga, el trasiego de la gente cuando cierran... todo relacionado con los bares.

¿Se sienten abandonados por el Ayuntamiento?

Han antepuesto el interés comercial al derecho al descanso vecinal.

... y hoteleros

Vicente Pizcueta. Portavoz de la Plataforma del Sector Ocio de Madrid

¿Ve justa la decisión municipal?

En época de crisis no es una buena noticia que se destruya actividad para los emprendedores, pero mantener los horarios es positivo, porque era vital para la supervivencia del sector.

¿Toman ustedes medidas para no molestar?

En realidad, los principales focos de ruido están dentro de los vecindarios (animales, gritos...). En la calle, el problema es el botellón, y eso se soluciona con más Policía. No somos los responsables.

¿Se ha puesto en el lugar de los vecinos?

Yo también vivo en una avenida bulliciosa, y es el precio que tengo que pagar.