Aumenta a 359 el número de muertos en el incendio de la cárcel de Honduras

Familiares de Marvin Javier Muños (28), uno de los reos que murió en la granja penal de Comayagua, asisten a su velorio en la colonia los Laureles de Tegucigalpa (Honduras). Las autoridades empezaron la entrega de los cadáveres de los 355 fallecidos en el incendio de la Granja Penal de Comayagua, cuyos familiares aseguraron que hubo "mano criminal" y culparon de la tragedia a los guardias y al director del recinto.
Familiares de Marvin Javier Muños (28), uno de los reos que murió en la granja penal de Comayagua, asisten a su velorio en la colonia los Laureles de Tegucigalpa (Honduras). Las autoridades empezaron la entrega de los cadáveres de los 355 fallecidos en el incendio de la Granja Penal de Comayagua, cuyos familiares aseguraron que hubo "mano criminal" y culparon de la tragedia a los guardias y al director del recinto.
Gustavo Amador / EFE
Familiares de Marvin Javier Muños (28), uno de los reos que murió en la granja penal de Comayagua, asisten a su velorio en la colonia los Laureles de Tegucigalpa (Honduras). Las autoridades empezaron la entrega de los cadáveres de los 355 fallecidos en el incendio de la Granja Penal de Comayagua, cuyos familiares aseguraron que hubo "mano criminal" y culparon de la tragedia a los guardias y al director del recinto.

La cifra de muertos por el incendio de la cárcel de la ciudad de Comayagua, en Honduras, aumentó este domingo a 359 con el deceso en Tegucigalpa del reo Wilson Recarte, de 30 años, según informó una fuente del Ministerio Público.

Con la muerte de Recarte son ya seis los reos fallecidos de los diez que fueron ingresados de urgencia el pasado miércoles en el Hospital Escuela.

El siniestro de la Granja Penal de Comayagua, en el departamento central del mismo nombre, se produjo entre la medianoche del martes y la madrugada del miércoles, por causas que aún se desconocen y que están siendo investigadas por expertos de Estados Unidos en atención a una petición del Gobierno del presidente hondureño, Porfirio Lobo.

Versiones no confirmadas difundidas por algunos medios locales de prensa indican que el siniestro pudo ser provocado por presos que planeaban una fuga masiva, mientras que otros aseguran que obedeció a la quema de un colchón por parte de un preso, aunque los bomberos no descartan que fuera provocado por un cortocircuito.

Según los informes de la Secretaría de Seguridad y el Ministerio Público ningún preso se fugó de los 852 que había en la cárcel hasta el martes pasado, cuando ocurrió el siniestro.

Forenses internacionales

La identificación de los 359 presos fallecidos avanza lentamente con la ayuda de forenses llegados de varios países, según han informado las autoridades, que precisaron que por ahora se ha identificado a 38 de las víctimas.

Las autopsias están avanzando gracias a la incorporación de forenses de Chile, El Salvador, Guatemala, México y Perú, más un equipo de la Cruz Roja Internacional, ha dicho el portavoz del Ministerio Público, Melvin Duarte.

Los equipos forenses trabajan en largas jornadas en una veintena de mesas en las que practican las autopsias lo más rápido posible para entregar los cuerpos a sus deudos, pero la tarea es ardua.

Así lo ha dicho Duarte, al precisar que decenas de cadáveres están terriblemente calcinados, por lo que probablemente habrá que recurrir a pruebas de ADN como "último camino".

Otra fuente del Ministerio Público indicó este sábado que de los 359 cadáveres solamente unos 80 serían identificados por sus huellas dactilares y para el resto se requerirá de otras técnicas, porque sus cuerpos sufrieron mayores daños por el fuego.

Familiares acampados

El drama y el dolor de centenares de familiares de las víctimas continúan en los alrededores de la sede de Medicina Forense, en Tegucigalpa, donde las familias esperan que les entreguen los restos de su pariente fallecido en la peor tragedia que ha sufrido el precario sistema penitenciario de Honduras.

Algunos de ellos que han llegado del interior del país se rotan porque tienen que regresar a sus hogares a atender sus responsabilidades, según sus propios relatos.

Otros prefieren dormir en los mismos lugares que utilizar un campamento con colchonetas y otras atenciones de emergencia que les ha instalado la estatal Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) en la sede del Instituto de Formación Profesional (Infop).

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