«La globalización es un engaño; lo único global es la pobreza»

Farmacéutico, bioquímico, catedrático, científico, político, ensayista, poeta...
El mero enunciado de las múltiples ocupaciones de este hombre sabio resultaría abrumador para el lector, seguramente más interesado en las opiniones de quien fue diputado y ministro (Educación y Ciencia) en los Gobiernos de Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo-Sotelo. Su nombre volvió a la actualidad al presidir la comisión de expertos que aconsejó al Ejecutivo la devolución de los documentos catalanes de la guerra civil, conservados en el Archivo de Salamanca, a la Generalitat de Cataluña.

¿Recibió muchos ataques a raíz de aquel informe elevado al Gobierno?

Los ataques..., en fin. Los que he escuchado, al principio sobre todo, me parecieron una reacción desmesurada, muy carpetovetónica, que va en contra de mi talante científico. Quiero recordar que el informe archivístico fue aprobado por unanimidad; el histórico, sólo con una abstención, y el jurídico y las conclusiones, con tres abstenciones de los 18 miembros de la comisión.

En el último congreso nacional de Unicef usted propuso un nuevo orden contra la pobreza y el hambre. ¿Cómo se alcanza ese objetivo?

La gente no ha contado para nada. Si usted mira el transcurso de la historia, siempre ha sido así: representación del poder militar, político, tecnológico, eclesiástico, mediático... Y uno se pregunta: ¿dónde está el pueblo? La democracia consiste en que no nos cuenten, sino que contemos, porque nos cuentan en las elecciones, en las encuestas..., pero ¿contamos los ciudadanos? Creo que con el clamor popular podemos cambiar el curso de los acontecimientos, que la gente diga, como ciudadano español, no voy a tolerar que se mueran cincuenta mil personas de hambre todos los días.

Exhorta a la reacción contra la hegemonía de los mercados. ¿Es usted un militante antiglobalización?

La globalización es un invento del neoconservadurismo. A mí me parece que es otro de los grandes engaños que estamos viviendo y que nos está convirtiendo en espectadores. Lo único que he visto globalizado es la pobreza.

A propósito de los atentados del 11-S y del 11-M usted dijo «no se puede dejar pasar más tiempo». Sin hacer qué...

No se puede dejar pasar más tiempo sin que la gente empiece a darse cuenta de que hay caminos que no son la imposición, que no son la fuerza, que no son el músculo y que hay una conciliación... Todas las creencias son igualmente respetables, siempre que no sean impuestas. Es inaceptable para la libertad humana y de las gentes educadas; es inaceptable la imposición de cualquier tipo.

¿También ha llegado el momento de hablar con ETA?

Yo no diría de hablar con ETA, pero lo que sí es cierto es que el final de toda esta situación es que nos demos cuenta de que hay que buscar unas soluciones políticas, que no impliquen que todos los que en estos años han sido víctimas o han vivido amedrentados sientan que se habla con los verdugos, pero en el momento en que hubiera una situación como ocurrió en el Ulster, de que hubieran callado las armas, en ese momento hay que hablar para llegar a una nueva situación.

«Mañana siempre es tarde», ¿para qué?

La gran victoria es la prevención, la gran victoria es poder evitar cualquier sufrimiento y, si se puede, la muerte. Éste es el pilar, la base sobre la que trabaja un científico. Mañana puede ser tarde si llegamos a un punto de no retorno.

Ha defendido el legado histórico árabe en España. ¿No teme que le acusen de islamizante?

Desde luego, yo critico a los islámicos que son fanáticos, que son extremistas, igual que critico el terrorismo de Estado que está practicando el señor Ariel Sharon, igual que critico la intervención en Kosovo, que fue una intervención sin el consentimiento de las Naciones Unidas, igual que critico que haya habido una guerra absolutamente innecesaria e inmoral en Irak, con cien mil muertos. Yo decía del islam, sobre todo de la civilización árabe. Biológicamente, después de ocho siglos de presencia árabe en España, gran parte de nosotros somos árabes.

¿Qué es el hombre?

Un gran misterio, la existencia es quizá un milagro. Cada persona debe tener tiempo para reflexionar sobre sí mismo, sobre esta realidad de la existencia, y elaborar sus propias respuestas.

¿Su verso preferido?

«Quién si no todos», un verso del poeta catalán Miquel Martí i Pol. ¿Quién puede ser la solución?, ¿quién puede arreglarlo? Todos... Y uno mío: cuando visito Haití, estoy con el presidente Arístide y veo que desaparecen los periodistas, las cámaras, los barcos, los soldados... Y se vuelven a quedar como estaban, en aquella pobreza, en aquella humillación. Escribo un poema cuyo verso final dice: «Ya no moriréis de bala o de fuego, volveréis a moriros de olvido, como siempre».

¿Cuál es su opinión sobre la eutanasia?

De la vida sólo puede disponer uno mismo. Mi padre, que era una persona muy inteligente, cuando tenía 89 años un día me llamó y me dijo: «Oye, ni un día antes, pero ni un día después». Yo creo que esa conservación a ultranza, a veces... En fin, tenemos que saber discernir.

«No uso Internet»

¿Reza por las noches? No, reflexiono. A veces rezo, pero no lo que se llaman oraciones.

¿Duerme bien? Sí, pero muy poco; mi madre me decía: «Ya descansaremos cuando nos muramos».

¿Sueños o pesadillas? Ni una cosa ni la otra; sueño despierto, tengo tantos sueños; quizá por eso cuando duermo no tengo ninguno.

¿Horas de avión? Muchas, muchas; en el año 1996 hice 410 vuelos, y en estos últimos cuatro meses ya llevo más de 80.

¿Kilómetros vividos? Uff, imagínese, sólo me faltan dos países por conocer.

¿Programa de televisión preferido? Ninguno, veo poca televisión; me gustan las películas antiguas.

¿Que está leyendo? Estoy releyendo Momentos estelares de la humanidad, de Stephan Zweig.

¿Un vicio? Muchos, pero no deben decirse.

¿Una afición? El buen vino

Adora: La vida.

Detesta: La mentira.

Teme: La imposición.

Aspira: Ser útil a los demás.

Alguna manía: Muchas, pero no las diré porque me acuerdo de ellas y entonces...

En qué otro país le gustaría vivir: Yo me siento ciudadano del mundo. Ahora, un lugar que amo es África, y me encanta Brasil.

BIO

Federico Mayor Zaragoza nació en la calle Muntaner de Barcelona en 1934. Se doctoró en farmacia y bioquímica, es catedrático e investigador. Fue diputado por UCD, ministro de Educación y Ciencia y director de la Unesco. Es ensayista y poeta. Esta casado, tiene tres hijos y siete nietos.

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