El monumento a los Castellers erigido en la Plaça de Sant Miquel, con la consiguiente polémica por su ubicación y coste, se inauguró este domingo con una Diada Castellera, en el marco de las Festes de Santa Eulàlia.

La escultura de Llena ha costado más de 705.000 euros a las arcas públicas. La Associació de Veïns del Gòtic se opuso desde un principio a este nuevo icono del centro de la ciudad. Los castellers, en general, lo aplauden, pero rehúsan valorar su coste.

La Associació de Veïns del Gòtic se queja de la política de "hechos consumados" llevada a cabo tanto por el anterior Ajuntament y como por el actual, y de la total desinformación a la que se han visto sometidos como entidad. Mantienen que la Plaça de Sant Miquel, por sus reducidas dimensiones, "no es el lugar adecuado" para esta obra de 30 metros de altura, más elevada que el propio edificio del Ajuntament. Tampoco ven éste como "el momento ideal para este tipo de inversiones, sobre todo en lo referente a la instalación de la escultura".

Los Castellers de Gràcia participaron este domingo en la celebración junto a las otras cinco colles de la ciudad: Castellers de Barcelona, de Sants, del Poblesec, de Sagrada Família y la Colla Jove. El portavoz de los primeros, Roger Gispert, cree discutible la estética y la forma de la pieza escultórica, pero ve "buena" cualquier propuesta que "difunda el hecho casteller en una ubicación tan céntrica".

Este debate sobre el "uso o abuso", según quién opine, del espacio urbano, se añade al abierto por otras obras que actualmente definen a la ciudad estéticamente dentro y fuera de nuestras fronteras. Desde el Hotel Vela de Bofill, a la torre Agbar de Nouvel.

Sin cuestionar la calidad arquitectónica de estas edificaciones contemporáneas, profesionales como la arquitecta Victoria Garriga, del estudio barcelonés AV62 Arquitectos, destacan la necesidad de que Barcelona se construya teniendo en cuenta la visibilidad y la carga icónica de sus nuevos edificios, pero también considerando su relación con la trama urbana. "Si esto se desequilibra, resulta negativo", dice. El monumento a los castellers ya ha recibido varios sobrenombres, como "tapón de cava".

"Cuando la ciudad se transforma en producto y marca, hay que hacer marketing sobre ella. Pero cuando esto se lleva al extremo, la ciudad puede quedar relegada y castigada, con el peligro que eso conlleva", explica Garriga sobre la tendencia a crear edificios contemporáneos pensados como monumentos.

Trabajadores de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) irrumpieron en la inauguración del monumento de Antoni Llena para increpar a las autoridades presentes en los parlamentos. El alcalde, Xavier Trias, lamentó los hechos y se mostró ante los medios "confiado" en que empresa y trabajadores llegarán a un acuerdo para desconvocar una huelga que, en su opinión, "perjudicaría la imagen de la ciudad".