El Servicio de Orientación Psicológica al menor y a las familias del Ayuntamiento de Santander realizó más de 1.000 intervenciones en 2011, según anunció el concejal de Familia y Servicios Sociales, Antonio Gómez.

Gómez explicó en un comunicado que entre los meses de enero y diciembre del pasado año el porcentaje de expedientes nuevos se incrementó un 32 por ciento, al pasar de 89 en 2010 a 118 en 2011. También destacó el crecimiento del 24 por ciento del número de familias atendidas, 186 el pasado año, frente a las 149 del mismo periodo del año anterior.

En este sentido, recalcó que el problema más habitual es que las familias se sienten desbordadas en la educación de sus hijos, especialmente los adolescentes, que presentan en algunos casos incapacidad para tolerar las frustraciones de la realidad cotidiana,

El concejal hizo hincapié en que la intervención con las familias requiere no sólo una actuación directa con sus miembros, sino un trabajo simultáneo de coordinación interprofesional e interinstitucional manteniéndose desde el propio Servicio de Orientación contacto con los distintos agentes con los que tiene relación una familia: UTS, centros de salud, la unidad de Salud Mental e Infanto-Juvenil del Servicio Cántabro de Salud, centros escolares o entidades sociales.

El pasado año, este Servicio mantuvo 45 reuniones concertadas para diferentes casos, además de un contacto fluido y diario con las UTS, enfatizó Gómez, quien recordó que las familias se desenvuelven en una red compleja de relaciones, formada por su propio entorno familiar y social y por diferentes instituciones y servicios.

Por ello, aseguró que, para garantizar el éxito del tratamiento, es necesario que la intervención contemple la coordinación entre los diferentes profesionales que intervienen y la realización de un trabajo en red.

Modalidades del tratamiento y frecuencia

El concejal señaló que las modalidades de tratamiento varían en función de las características y el planteamiento de cada caso, pudiendo ser individual, familiar o grupal y matizó que, en ocasiones, las modalidades no son excluyentes sino complementarias. También se refirió a la frecuencia de la intervención, que varía en función de la necesidad y las fases del proceso, ya que puede ser semanal, quincenal o mensual.

"En momentos de crisis, incluso, puede incrementarse más de una sesión semanal por familia, porque sea necesario intervenir con varios miembros o coordinarse con distintos servicios de forma urgente", precisó.

En la misma línea, recalcó que algunas situaciones requieren un apoyo por un periodo muy largo o incluso siempre, por la cronicidad de su problemática o porque la evolución supone la aparición de continuas dificultades. "Es frecuente que en expedientes ya cerrados surjan nuevas situaciones conflictivas, que requieran una intervención", añadió.