La línea olvidada
La Plataforma Ciudadana por el Ferrocarril, encabezada por dos jóvenes de 22 años, Daniel Gutiérrez y Jorge Camarero, tiene una larga lista de incomodidades (en la estación no se pueden comprar los billetes) y de déficits en la infraestructura, a la que se suman cancelaciones, desvíos y el precio (22,9 euros Aranda-Madrid, 13 euros más que en bus).
Con esta situación –a la que se une el hecho de que ya no hay conexiones con París, Algeciras o Alicante– no resulta extraño que, de media, cada día se suban y bajen en Aranda sólo cinco viajeros. Éste es el principal argumento de Renfe para plantearse mantener una línea.
La alternativa, según la plataforma, pasa por crear un servicio regional Burgos-Madrid que pare en las estaciones de la provincia. Quieren, exactamente, el tipo de tren utilizado entre Valladolid y Salamanca porque lo que tienen claro es que con el AVE «casi seguro» el Talgo desaparecerá «y lo que no pueden hacer es cerrar la línea», reclama Daniel.
Cómo está la línea
Para salvar la línea, la plataforma cree necesario que se implique la Junta, como hace con otros trayectos deficitarios, y que el Ministerio mejore las condiciones de la infraestructura:
Sistema de control: El tráfico se controla con un equipo que va a 125 v.
Semáforo: Se ponen en rojo cuando llueve por el deterioro de los cables.
Desvíos: Si hay riesgo de incendio los trenes se desvían por Valladolid y no pasan por Aranda.
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