La Fiscalía del Principado de Asturias solicita una condena de un mes y quince días de prisión, a sustituir por la pena de multa de 540 euros, así como la privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores durante seis meses, para un acusado de conducción temeraria en Pola de Laviana. El juicio se celebrará este viernes en el Juzgado de lo Penal de Langreo.

La Fiscalía aprecia en la comisión del delito la circunstancia semieximente de alteración psíquica y pide además que se imponga al acusado la medida de seguridad de tratamiento ambulatorio en el un centro de salud mental durante tres años, ya que padece un trastorno esquizo-afectivo descompensado, que "disminuyó notablemente sus facultades en el momento de los hechos".

Sobre las dos de la mañana del 21 de diciembre de 2009, el acusado, R. Á. P, nacido en 1982, se encontraba parado en el medio del Puente de la Chalana, en Pola de Laviana, en el interior de su vehículo, entorpeciendo el tráfico y negándose a mover el vehículo. Los agentes de la Guardia Civil que acudieron al lugar lograron convencerlo para retirar el coche y trasladarlo a él a un centro de salud, ya que se quejaba de dolores. No obstante, una vez en el centro sanitario, se negó a ser reconocido y decidió regresar a su casa.

Marcha atrás y en '

Zig zag'

El acusado fue acompañado por los agentes hasta su domicilio y, allí, se subió de nuevo en su vehículo, que tenía averiado el embrague, y aceleró violentamente, sin llegar a mover el coche, tocando el claxon e intentando meter las marchas. Finalmente consiguió engranar la marcha atrás y, saliendo a gran velocidad, puso en peligro la seguridad de los agentes, que tuvieron que apartarse para no ser arrollados, así como la de dos peatones que se encontraban en el lugar.

A continuación, colisionó contra otro vehículo, propiedad de su padre y que estaba estacionado, y continuó circulando marcha atrás y en 'zig zag' durante todo el puente, arrastrando el coche contra el que había chocado unos 50 metros. Posteriormente se incorporó a una glorieta en sentido contrario, donde fue interceptado por los guardias civiles, que consiguieron quitar las llaves del contacto e inmovilizar el coche. El perjudicado, padre del acusado, ha renunciado a la indemnización a la que tuviera derecho por los daños en su vehículo.