Un sabio rabino estudioso de la Cábala vivía feliz con su esposa a pesar de no tener hijos. Pero repentinamente su mujer murió, y el rabino se sumió en el caos y la tristeza: su casa se convirtió en un lugar sucio y desordenado, y apenas comía ni hablaba. Se pasaba día y noche encerrado en la biblioteca, intentando averiguar el origen de la vida y el significado de la muerte.

Hasta que una noche se le ocurrió crear un Golem. Salió misteriosamente y volvió con unos sacos de arcilla que esparció sobre una mesa. Luego añadió agua y comenzó a modelar una figura humana, aunque algo deforme. Cuando terminó, dijo algunas oraciones, y en la frente del Golem le escribió «Emet», que significa «vida».

La figura comenzó a andar desorientada y lo primero que hizo fue limpiar y dar compañía a su amo. Por un tiempo, el rabino recuperó el ánimo. Pero una noche de tormenta que salió, el Golem se quedó solo y, como no estaba acostumbrado a rayos y truenos, se angustió y salió por las calles en busca de su amo. Iba dejando tras de sí un rastro de arcilla mezclado con lluvia, hasta que se le deshicieron las manos, las piernas… Cuando el rabino volvió, sólo encontró un montón de tierra mojada y comprendió que...

Vivir es una experiencia apasionante y misteriosa, tanto que ni siquiera se sabe cuál es el origen de la vida.

Próximo viernes: 26/Historias del Niágara