El Centro de Restauración de la Fundación Santa María de Albarracín reanuda las obras de restauración de la Catedral de esta localidad turolense. El proyecto para esta anualidad contempla la sustitución de todo el pavimento del cuerpo central del monumento, incluidas la nave central y capillas laterales del templo, así como su sacristía.

Los trabajos supondrán el levantamiento del actual solado y su sustitución por el barro ya colocado en el resto de los espacios restaurados, previa colocación de la calefacción por debajo del mismo, explica la Fundación en un comunicado.

Este nuevo suelo armoniza "perfectamente" con el que pudo tener el monumento hasta el pasado siglo XX, dado que por debajo del mobiliario de la sacristía se conservan los niveles y el suelo original, confirmando la tipología del que ahora se está instalando.

En el caso concreto de la sacristía los trabajos que se pretenden abordar incluyen también el repintado de todo el espacio, "muy dañado por las humedades procedentes de la torre de la catedral", de uno de los canales que recogen las aguas de lluvia del último cuerpo de la torre, vertiéndolas directamente sobre el tejado de este espacio.

"La considerable altura del chapitel hace que el agua caiga con gran presión sobre las tejas, que acaban fracturadas y desplazas por la fuerza del agua. Ello supone un problema de humedad que acaba deteriorando la pintura de recubrimiento interior, que se aplicó por otra parte con la vieja escuela-taller de Albarracín", recuerda la fundación.

Además de los solados y de la sacristía en general, se está trabajando en la Parroquieta o capilla de la Inmaculada, en el claustro del monumento. Estos trabajos se retomaron con un programa de promoción y empleo facilitado por el INAEM, y que finalizó en el mes de diciembre pasado.

Pinturas murales

Con este proyecto casi se han restaurado la totalidad de las pinturas murales que recubren buena parte de los paramentos, pertenecientes al siglo XVI, así como la bóveda principal de la capilla, con restos policromados del XVIII.

La necesidad de sanear el conjunto del monumento y no sólo las pinturas, han obligado a prolongar los trabajos en torno a dos meses, con el objeto de dejar este espacio totalmente finalizado.

Esta capilla ha servido de escenario de prácticas para buena parte de los cursos técnicos en la especialidad de restauración de pintura mural, que promociona la Fundación.

El carácter didáctico de los mismos, que no laboral, ha supuesto la prolongación en el tiempo de los trabajos y la necesidad planteada por la Fundación para finalizar su restauración. Una vez concluida, pretende integrase en los espacios visitables que ofrece la Fundación en los recorridos guiados que facilita esta institución, desde su Centro de Información.