Las ciudades gallegas ven suficientes los albergues para personas sin hogar pero alertan del aumento de peticiones de co

Constatan un nuevo perfil de usuarios que, sin vivir en la calle, se encuentran en una situación económica "extrema"

Las ciudades gallegas ven, en general, suficiente el número de albergues existentes para las personas sin hogar, pero alertan del incremento de peticiones para cubrir necesidades básicas como comida por parte de colectivos que, sin vivir en la calle, se encuentran en una situación económica "extrema", sin trabajo y, en ocasiones, sin familia en la que poder apoyarse.

Ante esta problemática, derivada de la crisis económica, los ayuntamientos consultados por Europa Press defienden la colaboración público-privada para afrontar una realidad a la que se suman a las personas que, por problemas mentales o sociales, viven en la calle.

La muerte de tres indigentes, en menos de una semana, en noviembre en A Coruña puso de nuevo de manifiesto la problemática de este colectivo. Según datos facilitados recientemente por Cáritas, en las calles de Galicia viven "más de 4.000 personas", aunque no todos los ayuntamientos disponen de un censo exacto, entre otras razones, porque, según señalan, no siempre están en la misma localidad.

No obstante, en estas fechas de más frío se refuerzan los dispositivos para atender a los que viven en la calle y que, no siempre, optan por el albergue. Ante su negativa, están establecidos protocolos en colaboración con instituciones como Cruz Roja para facilitarles mantas o bebida caliente.

Nuevo perfil

En ciudades como A Coruña, aseguran que son entorno a "unas 30 o algo más" las personas que viven en la calle, aunque admiten que la cifra de las personas sin hogar "y que pueden verse abocados a una situación discontinua de calle puede elevarse a 200", señala José Luis Quintela, director del área de Servicios Sociales del Ayuntamiento herculino.

"Con la crisis estamos viendo, y es preocupante, un nuevo perfil en la calle", explica Quintela en referencia "a personas cuya situación se arreglaría con un trabajo". "Son gente a las que les falta arraigo laboral y esto les influye más porque les falta también una red familiar a la que pedir ayuda", indica.

En Pontevedra, sitúan entre 10 o 12 el número de personas que pueden vivir en la calle. "Hay gente fija y otra que fluctúa", asegura la concejala de Bienestar Social, Carmen Fouces, quien alerta también de la aparición de personas que no viven en la calle, "pero que están en una situación económica extrema y que piden comida". Asimismo, apunta que esta situación ha llevado a que la línea de ayudas de "emergencia social" viese incrementado el número de solicitudes este año.

Esta situación se repite en las demás ciudades como el caso de Lugo, donde la edil de Servicios Sociales, Ana González, coincide también en que no ha aumentado el número de personas que buscan alojamiento en el albergue o en la red asistencial existente -tanto instituciones privadas o la alternativa de hostales con los que tienen concierto los ayuntamientos para casos puntuales- pero sí las peticiones de comida.

Lo mismo ocurre en Vigo, donde han registrado un incremento de demanda de prestaciones básicas como alimentos, ropa o gastos de vivienda. "Todo ello indica un aumento claro de personas en situación de exclusión leve y moderada", señalan desde el Consistorio, donde afirman que también hay un aumento de personas que acuden a programas como calor café y comedores sociales.

Para encauzar esta demanda, los ayuntamientos remarcan la necesidad de aprovechar sinergias y promover la colaboración con instituciones que trabajan con las personas sin hogar o con los colectivos más desfavorecidos por la crisis como Cruz Roja o Cáritas.

ALBERGUES

Sobre los albergues, unos de titularidad municipal y otros en concierto con instituciones privadas, los ayuntamientos coinciden en que, con excepciones como las fechas de más frío, no siempre están llenos "por que a la gente tampoco se le puede obligar a ir", indican en relación a unas instalaciones que ofertan una media de entre 20 y 40 camas. Algunos, como el de Pontevedra, precisan que no tienen albergues específicos para mujeres, aunque este colectivo es el que menos lo solicita.

Mientras, en Ferrol aseguran que en esta ciudad sólo se registra algún "caso puntual" de personas durmiendo en la calle y que la mayoría "son transeúntes de paso y que rechazan acudir al refugio del Juan Cardona", han indicado fuentes municipales.

Lo mismo apuntan desde Vigo. Así, el dispositivo de frío, que mantendrán hasta marzo, cuenta con 50 camas "pero la ocupación media diaria ronda las 20 personas", afirman.

En todas las ciudades, estos albergues son ocupados mayoritariamente por hombres. Así, en el "Fogar do Transeúnte" de Ourense el 89,7% son hombres frente a un 10,2% de mujeres. El perfil del usuario suele ser es un varón de edad entre los 45 y 65 años, nacionalidad española, con alguna adicción, de origen social desfavorecido y bajo nivel educativo.

No obstante, desde el Ayuntamiento de Ourense, titular de este albergue, advierten de que la tendencia en los últimos años es que el perfil sea de adultos separados o divorciados, jóvenes con problemas familiares por adicciones, mujeres víctimas de violencia de género, más enfermos mentales e inmigrantes y con un mayor nivel educativo.

Nuevas formulas

Para responder a esta demanda, los ayuntamientos están optando por fórmulas como poner en marcha una red de organizaciones asistenciales "para armonizar todo el trabajo", señala la edil de Bienestar Social de Pontevedra, o crear centros de día para personas sin hogar, como en A Coruña.

En esta ciudad, se trabaja también en la posibilidad de que personas con alguna problemática, pero una vida "más o menos normalizada", compartan piso bajo la supervisión de un educador social y crear una "ventanilla única asistencial" para hacer "una política más coordinada", apostilla José Luis Quintela.

Todas las ciudades consultadas coinciden, sin embargo, en que, pese a la crisis, no han recortado las partidas destinadas a servicios sociales. Así, afirman que las mantienen e, incluso, las han aumentado como el caso de Ferrol, que cifra este incremento en un 6%. Algunos ayuntamientos denuncian, sin embargo, recortes de la Xunta en áreas como el Plan de Inclusión o la ayuda a domicilio "que no podemos asumir", advierte la responsable de Bienestar Social de Pontevedra. EMPADRONAMIENTO

Sobre la propuesta de Cáritas para que las administraciones locales tramiten solicitudes de empadronamiento para las personas sin hogar, con el fin de facilitarles el derecho a servicios básicos como el sanitario, la petición suscita algunas dudas.

Así, mientras unas como el caso de A Coruña afirman que ya hay personas empadronadas en la calle donde está una institución como la Cocina Económica, otros advierten de los riesgos que podría conllevar una medida de este tipo adoptada de forma unilateral.

Este es el caso de la ciudad de Pontevedra, para cuya concejala de Bienestar Social, Carmen Fouces, censarlas o empadronarlos en algún público "sería un efecto llamada muy importante". No obstante, señala que no le parece "mala idea", siempre que sea una decisión tomada "por todos los ayuntamientos y a través de la Federación Gallega de Municipios y Provincias (Fegamp)", añade.

Mientras, la responsable de esta área en el Ayuntamiento de Lugo, Ana González, entiende que el empadronamiento debe ser voluntario y afirma, además, que "lo ideal sería un censo, pero no a efectos de empadronamiento", matiza.

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