Red Hot Chilli Peppers resucita sus clásicos en el Palau Sant Jordi

El cuarteto californiano de funk-metal Red Hot Chili Peppers (RHCP) ha llenado esta noche el Palau Sant Jordi en un concierto con el que iniciaban su gira europea de presentación de su último trabajo, "Stadium Arcadium".
Anthony Kiedies, vocalista de la banda, durante el concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona. (EFE)
Anthony Kiedies, vocalista de la banda, durante el concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona. (EFE)
Toni Albir/EFE
Anthony Kiedies, vocalista de la banda, durante el concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona. (EFE)
Con todo el papel vendido desde hace semanas, aunque el viernes se pusieron a la venta algo más de 500 localidades para el concierto de hoy, los RHCP han demostrado su tirón popular pese a que su último compacto, doble, no aporta musicalmente nada nuevo.
Anthony Kiedis, vocalista de la banda, durante el concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona. (EFE)En Europa hasta el próximo 18 de julio, cuando, tras un paréntesis, se trasladarán a Estados Unidos, el grupo que integran Michael Balzarg "Flea", bajo; Anthony Kiedis, voz; John Frusciante, guitarra; y Chad Smith, batería, repetirá mañana en el mismo escenario barcelonés -aún quedan algunas entradas disponibles- y el 2 de junio actuará en el Palacio de los Deportes de Madrid -con todas las localidades también agotadas-.

Tras probar la escenografía, la selección del repertorio y los equipos de luz y sonido en cinco conciertos ofrecidos en 'petit comité' en Londres, Bilbao, París, Hamburgo y Milán, la banda de Los Angeles, con 23 años de trayectoria artística, ha iniciado, con 25 minutos de retraso sobre el horario previsto, el primero de sus tres recitales en España.

Homenaje al Cosmos

Se trataba de presentar su noveno disco en directo, "Stadium Arcadium", dividido en dos compactos, "Júpiter" y "Marte", con reminiscencias al Cosmos, la creatividad, la luz y la energía, conceptos nuevos en una banda de supervivientes damnificada tras muchos años de excesos de todo tipo.

Un excelente montaje de luces, con tubos de luz llenando la parte trasera del escenario desnudo y trepando por el techo hasta media pista, y cuatro pantallas de vídeo, dos en cada lateral, un sonido que se fue puliendo poco, y proyecciones sobre la parte central del equipo lumínico han sido sus armas para conquistar al personal.

Crisol de estilos

Red Hot Chilli Peppers en el Palau Sant Jordi. (EFE) 

Tras la "Intro" instrumental, ya ha aparecido Kiedis, y con "Can't stop" ha comenzado un desfile de 'riffs' de rock duro, pulsaciones de funk, guiños al ska, síncopes de temas y alguna balada en que ha consistido el espectáculo, que ha proseguido con su nuevo sencillo, "Dani California".

"Scar tissue", "Flea", vestido con un traje ceñido y haciendo escalas, la poca conjunción del grupo -era el primer concierto, eso sí- y unas piezas, las nuevas, largas y sin nada particular, han sido la constante de la primera parte del concierto, que ha desconcertado hasta a sus seguidores, a los que únicamente han ofrecido ruido, desarrollos longevos y fallos.

Así, ni "Charlie", ni "Throw away your TV", ni "21st century", ni "Snow (Hey oh)" han conseguido algo más que mecer las cabezas y alzar algún puño, aunque los cuerpos se han movido algo más con "Right on time".

"¡Oh, mi cabeza!", ha dicho Kiedis en castellano mientras se sujetaba la testa, no se sabía si atacada por el excesivo volumen o la resaca, antes de continuar con "Don't forget me", "Torture me", "Otherside", "Tell me baby", "West sand" y "By the way".

Algunos no esperaron al final del show

En el bis, "Under the bridge" y "Give it away" y, tras dieciséis canciones y casi una hora y media de concierto, casi 18.000 personas han hecho mutis por el foro.

Decían hace días en Bilbao que una vez lanzada la nueva propuesta, "ya no está en nuestras manos y sólo nos queda entregarnos al amor, a tú música y tus fans".

Dos años después de salir abucheados de Badalona tras presentar "Californication" por la brevedad del concierto -apenas una hora-, los californianos han estirado el metraje pero han reducido, aún más, las ideas, y han revestido de falsa trascendencia y de misticismo de oropel canciones de desecho que no daban, ni mucho menos, para un doble álbum y que, si la exigencia se mantuviera, no hubieran tenido sitio en ningún disco anterior a 1991.

Reinventándose sin llegar a ninguna parte, equivocándose en multitud de ocasiones, tirando de sus éxitos de hace quince años para intentar conectar y parodiando los mismos tics que les hicieron célebres, cuando aún se drogaban, han pasado esta noche Red Hot Chili Peppers por Barcelona. ¿Era necesario?

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