Carpetazo feliz para el proceso kafkiano del rumano Marian

A pesar de tener permiso de trabajo, una orden le instaba a dejar el país, según él porque le confundían con una mujer.
Un aliviado Marian posa con su mujer, Suryamah, y su hija, Esperanza, en Madrid. Foto: Sergio González / 20minutos.es
Un aliviado Marian posa con su mujer, Suryamah, y su hija, Esperanza, en Madrid. Foto: Sergio González / 20minutos.es
S. González
Un aliviado Marian posa con su mujer, Suryamah, y su hija, Esperanza, en Madrid. Foto: Sergio González / 20minutos.es
«No consta ya en la base de datos de extranjeros de la Dirección General de la Policía ninguna referencia a una posible expulsión que pudiera haber tenido el interesado». Con esta fría sentencia finalizó
el largo calvario del rumano Marian Druga.

En 2002 llegó a Madrid y pidió asilo político. Le fue denegado y dictaron orden de expulsión contra él, aunque la recurrió.

"Tengo pensado ir a cambiar mi nombre por el de Mariano. Así evitaré problemas en el futuro" 

Entre tanto, Marian encontró trabajo y se casó en España con Suryamah, de Indonesia, y tuvieron una niña hace dos años y medio, Esperanza.

Pero la maquinaria burocrática no se detuvo.

Regularizado en 2005

Y es que, pese a que en 2005 consiguió su permiso de trabajo en el proceso extraordinario de regularización, la justicia no archivó la anterior orden de expulsión.

Marian inició un peregrinaje en busca de ayuda e incluso recurrió al Supremo, pero nadie le daba una explicación.

"Sólo quiero seguir trabajando, comprar un piso y que mi hija crezca en España". 

¿Cuál fue el motivo? Aún no queda claro. Marian pensó que un juez le confundió con una mujer, a causa de su nombre, pero lo más probable es que fuera víctima de un error burocrático capaz de amargar una vida.

El Servicio de Extranjería de la Delegación del Gobierno de Madrid respondía el 25 de mayo con un fax a las preguntas de 20 minutos, que se hizo eco de la historia de Marian en marzo.

Ese mismo día, una comunicación reveló a Marian que su permiso había sido renovado el 5 de mayo por dos años.

El fax indicaba también que la renovación actual convertiría en «irrelevante desde el punto de vista administrativo» cualquier orden de expulsión anterior.

Estaré tranquilo durante dos años

Tras varios meses de visitas, un contento Marian nos dio ayer las gracias y se despidió... por lo menos hasta mayo de 2008: "Espero no tener problemas con mi próxima renovación y estar tranquilo durante dos años".

"Ahora sé que la esperanza es lo último que se pierde" 

"Tomaré la iniciativa para hacer las cosas, porque en estos seis meses he visto que poca gente te toma en serio".

"Sólo quiero seguir trabajando, comprar un piso y que mi hija crezca en España".

"Cuando le pusimos el nombre a mi hija, Esperanza, mi mujer no sabía lo que significaba". Ahora sabe que es lo último que se pierde.

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