Los tres edificios del barrio del Carmel de Barcelona que comenzaron ayer a derribarse están «mucho peor» de lo previsto, según los técnicos, por lo que los trabajos de demolición se prolongarán más allá de las tres o cuatro semanas inicialmente programadas. De hecho, ante las enormes grietas y falta de estabilidad, las escaleras de estos edificios tendrán que ser apuntaladas para garantizar la seguridad de los operarios, que demolerán de arriba abajo, piso a piso, las fincas, situadas en el pasaje Calafell y la calle Conca de Tremp. Los edificios adyacentes, ya apuntalados, «están bien».
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