Un camarero madrileño en paro que había anunciado hace más de dos semanas en carteles pegados en barrios de la capital y Valencia su intención de vender el voto para las elecciones generales ha asegurado que lo ha vendido este domingo por 100 euros a una persona.
"Me había llamado un montón de gente pero ha sido esta mañana cuando he quedado con una persona en la plaza de España que me ha ofrecido 100 euros y hemos ido al colegio electoral que me corresponde para depositar las papeletas tal y como me ha indicado", ha manifestado Rómulo, el vendedor del sufragio.
Éste no ha querido ofrecer más datos sobre él y sobre su 'cliente' ni cuál ha sido la opción elegida porque el voto, ha argüido, "sigue siendo secreto", y además se ha escudado en el pacto que ha hecho con el comprador para guardar silencio.
Sabedor de que la Ley de Régimen Electoral General establece en su artículo 146 que su acción puede ser castigada con la pena de arresto mayor y multa de 180 a 1.800 euros "a quienes por medio de recompensas, dádivas, remuneraciones o promesas de las mismas, soliciten directa o indirectamente el voto del algún elector, o le induzcan a la abstención", Rómulo (afirma que es su verdadero nombre) ha expresado su despreocupación por una posible sanción.
En la octavilla se podía leer las frases 'Vendo mi voto. Precio a convenir. No importa la ideología', así como su número móvil puesto en tiras.
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