La decisión se tomó después que notaran varios intentos de robo durante los viernes.
Los vecinos celebraron una reunión en la que se acordó que harían sonar todas las alarmas de las casas cuando notaran movimientos sospechosos o oyeran ruidos extraños.
En el momento en el que una alarma salte o se detecten indicios de robo, los vecinos saldrán a la calle a ver qué pasa y harán saltar todas las alarmas de las casas.
Además, se llamarán unos a otros para avisarse y saldrán haciendo ruido para espantar a los ladrones.
Los vecinos también han incrementado las medidas de seguridad y en muchos casos se ha optado por conectar el dispositivo de la alarma al teléfono móvil, después de comprobar que los ladrones habían cortado el cable del teléfono en anteriores ocasiones.
En Teiá utilizan silbatos
En la urbanización El Castell, en Teià (Barcelona), los vecinos también se han organizado por su cuenta tra sufrir 12 robos en una radio de 300 metros durante las últimas dos semanas.
Los vecinos organizan patrullas nocturnas para controlar si algún coche sospechoso pasa por la urbanización y avisar de su presencia a los Mossos d'Esquadra.
Su arma de vigilancia es un silbato que cada vecino tiene y que en caso de producirse un robo hacen sonar para alertar al resto de vecinos y que los ladrones lo tengan difícil para escapar.
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