«Las sanciones son cada vez peores y hay gente que no se puede jugar su carné porque de ello depende su trabajo», afirma Javier, trabajador de una de las empresas instaladoras. Los usuarios de este tipo de aparatos son, «en su mayoría, viajantes y transportistas, y en menor medida, particulares», añade.
Pero, a pesar de su creciente popularidad, los antirradares tropiezan con una barrera legal: la DGT considera infracción grave «los sistemas encaminados a burlar la vigilancia de los agentes de tráfico». Y es que la normativa sólo permite utilizar aquellos que utilizan la información facilitada por la propia Guardia Civil.
Si te pillan...
Y es que, además de los detectores, hay sistemas que camuflan el coche ante los controles. «Los inhibidores láser barren la frecuencia de los radares y los inutilizan», explica el experto José Luis Castro.
Las sanciones por usarlos van desde los 90 hasta los 302 euros, además de la suspensión del permiso de conducir durante tres meses.
Un mercado virtual y costoso
Si las multas por el uso fraudulento de estos sistemas son elevadas, el precio de su instalación tampoco está al alcande de cualquier bolsillo. Colocar un antirradar simple, que tiene las mismas funciones que un GPS, cuesta 900 euros. Los más sofisticados –normalmente, ilegales– no bajan de los 2.000 euros. En A Coruña solamente hay tres talleres que se dedican a instalarlos, aunque el auténtico mercado se encuentra en Internet: en los foros sobre coches está la mayor oferta –y demanda– de este tipo de aparatos.
Los diferentes modelos
Está prohibido
Saltarse los límites: Hay antirradares que avisan antes de detectar el control policial para que se aminore la velocidad mediante una señal acústica o visual.
Burlar el control: Los sistemas que camuflan las ondas electromagnéticas del radar hacen que el coche sea «invisible» si hay un exceso de velocidad.
Emitir señales: Los aparatos antirradar más sofisticados emiten señales que confunden a la Policía.
Se permite
Estar sobre aviso: Saber qué número de radares vas a encontrarte en la carretera y dónde, excepto la presencia de los móviles –los coches camuflados.
Cruzar datos: El navegador que incorporan muchos vehículos puede contener información acerca de los límites de velocidad específicos en cada tramo.
Mapas digitales: Las pantallas de ordenador que incorporan bases de datos, si no distraen al conductor.
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