200 inmigrantes sin vivienda ni trabajo malviven en la capital

La mayoría de ellos están abocados a la drogadicción. Cáritas advierte de que el número de pobres sigue creciendo.
Vienen sin nada y necesitan ayuda. La inmigración no es sinónimo de pobreza, pero una buena parte de los que llegan a Granada en busca de algo mejor se ven inmersos en el círculo vicioso de la exclusión y no son capaces de salir de la calle salvo para entrar en prisión o ser repatriados.Cáritas atendió el año pasado a 1.389 personas sin hogar, de los que 545 eran inmigrantes, la mayoría marroquíes «en una situación complicada», según el director provincial de la organización, José Martínez.

Sin papeles

Los datos de las casas de acogida indican que «entre 200 y 300 inmigrantes malviven en las calles de la capital inmersos en el circuito de la exclusión y abocados a la drogadicción o el alcoholismo». Son los llamados sin papeles, que no pueden optar a un trabajo legal y que no cuentan con una estructura familiar o de amigos en la que refugiarse.

Los inmigrantes se han convertido en el sector de población con más carencias. De las cerca de nueve mil personas que Cáritas atendió en la parroquias durante 2005, cuatro mil eran extranjeras «que tenían necesidades inmediatas y urgentes», señala Martínez.

Sin embargo, no son los únicos. Cáritas advierte de la presencia de «nuevas pobrezas». Son las clases medias de separados con muchos gastos y pocos recursos. «Cada vez –apostilla el director– recibimos más peticiones de ayuda de padres divorciados con hijos».

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