Los trabajos de reforma de la vallisoletana calle de Don Sancho finalizarán previsiblemente a lo largo de esta semana, después de que se haya culminado la remodelación de las aceras, la mejora del alcantarillado y el reasfaltado de la calzada, obras que han contado con una inversión de 346.000 euros.

Así lo ha explicado este lunes la concejal de Urbanismo, Cristina Vidal, quien ha visitado las obras acompañada del edil de Seguridad y Movilidad, Manuel Sánchez.

Las obras, que comenzaron a principios de verano, han conllevado la demolición total de las aceras y la parcial de la calzada existente. De esta forma, la calzada consta con seis metros de rodadura, con aparcamientos en línea a ambos lados, en franjas de 2,2 metros de anchura, en tanto que las aceras ganan amplitud hasta alcanzar una anchura de tres a cuatro metros.

Debido a este ensanche, se han podido habilitar 41 alcorques para la plantación de diverso arbolado con su correspondiente red de riego. La intervención también ha permitido la sustitución de la tubería de abastecimiento de agua, que ha sido reemplazada por una de fundición dúctil de 150 milímetros de diámetro, con posibilidad de renovar las acometidas domiciliarias.

En declaraciones recogidas por Europa Press, Vidal ha explicado que con ésta se culmina "la última reforma prevista de una calle importante", al tiempo que ha puntualizado que "aún no está cerrado" el presupuesto de reformas en las vías para el próximo año, algo que se hará "en función de las prioridades".

Sin retrasos

Asimismo, la concejal ha subrayado que los trabajos "no han tenido retraso" en los plazos previstos y que incluso "se han adelantado dos semanas", si bien ha achacado su prolongación desde el periodo estival al intento de que "afectara al tráfico rodado lo menos posible".

La reforma de la calle Don Sancho en el tramo entre la calle Cervantes y la plaza de San Juan, ejecutada por la Unión Temporal de Empresas (UTE) Drazaolid, ha supuesto también la colocación de más de 1.150 metros lineales, en dos tubos de PVC, de 160 milímetros de diámetro, tanto para el alumbrado como para futuras canalizaciones.

Asimismo, el bordillo granítico que delimita las aceras suma una longitud de 744 metros, mientras que la franja de estacionamiento se separa de la calzada a través de una rígola de cemento gris.

Las aceras suman una superficie pavimentada de algo más de 1.500 metros cuadrados, sobre loseta de 20 por 20 de árido granítico, en tanto que los estacionamientos tienen como firme hormigón de veinticuatro por doce.

Por último, se instalarán dos equipos de contenedores soterrados en la acera de los impares, en la esquina con la calle de La Merced y hacia la mitad de la vía, que constituyen los últimos trabajos pendientes de concluir, según ha explicado Cristina Vidal,

Dichos contenedores se unirán al mobiliario urbano de la vía, formado por ocho bancos y once vallas protectoras para peatones, además de nueve farolas en los puntos donde el alumbrado no está en las fachadas.