A un paso puedes escapar de la ciudad

Centenares de personas acuden cada fin de semana al Puerto Deportivo de Getxo. Paseo, cine, cenas... son parte de su oferta.
Al Puerto Deportivo acuden gente a comer y a beber.
Al Puerto Deportivo acuden gente a comer y a beber.
G. A.
Al Puerto Deportivo acuden gente a comer y a beber.
Cuando uno coge la rotonda de Artaza en dirección a la playa de Ereaga, a cualquier hora de un fin de semana que haga buen tiempo, se encuentra con una cola de coches de agárrate y no te menees. Y es que la cantidad de personas que se acercan lo sábados y domingos al Puerto Deportivo de Getxo va cada día en aumento. Hay muchos getxotarras, pero la gran mayoría proceden de municipios de interior que vienen buscando la tranquilidad y calma que provoca la cercanía del mar.

Un marianito, al medio día; un café, por la tarde, o una copa, por la noche. Este gran centro de ocio ofrece múltiples actividades para quienes deseen pasar unas horas en compañía de la familia, los amigos o la pareja. «A nosotros nos gusta venir a ver los barcos», explica Juan Mari, un hombre de «más de 70 años» que suele acudir al puerto con su mujer.

Para los padres, una opción es dejar a los niños en el Txikipark y salir a dar una vuelta por los paseos que rodean el complejo. Si los hijos son un poco mayores, pueden pasar el rato en la sala de máquinas; y para cenar, nada mejor que uno de los numerosos restaurantes de comida rápida del Getxo Plaza.

Las parejas también tienen su espacio en el puerto deportivo. No es nada raro encontrarse a muchas de ellas de paseo o cenando. Comida italiana, cocina tradicional vasca o el pollo de toda la vida son algunas de las ofertas gastronómicas. «Tienes mucho donde elegir», indica Noemí, que cada fin de semana viene con su novio «al cine y a cenar».

Ocio hasta altas horas de la noche

Los jóvenes ya creciditos también tienen su momento en el puerto: la noche. Junto al Getxo Plaza, unos cuantos bares ofrecen sus terrazas durante el día, para convertirse en puntos de reunión nocturnos al servicio de cubatas, cañas o chupitos. Hasta bien entrada la madrugada, jóvenes y no tan jóvenes apuran la noche en el restaurante Allent, que pasa a ser una discoteca, y que muchos conocen como «discopollo», según confiesa Iñigo, uno de los asiduos a la marcha del Puerto. «Cuando no hay mucha gente, se está muy bien», dice.

Un rato agradable

Enrique Azkarate Práctico del Puerto, 47 años.

«Solemos venir hasta el Puerto para tomar algo e irnos en 20 minutos. No somos de los que pasamos aquí todo el día o toda una tarde, pero creo que es un lugar estupendo para estar tranquilo, lejos del típico bullicio de la gran ciudad».

Eider Berriozabalgoitia Cocinera, 28 años.

«Vengo de vez en cuando a dar un paseo por la zona y a tomar algo. Cuando hace buen tiempo, se está muy bien aquí, cerquita de la playa. El Puerto Deportivo es como un centro comercial al que sólo le faltan las tiendas».

Miguel Ángel Ceanuri Trabajador del acero, 26 años.

«Yo vivo en Romo y me pilla bastante cerquita. Cuando vengo, hago un poco de todo: voy al cine, a los bares. Si acompaña el tiempo, se está de maravilla. Lo único malo es el aparcamiento; los fines de semana son una locura».

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