Un ser humano perdido, envuelto en la nada, sin una expresión facial que ayude a entenderlo. Mou Huan juega con el lenguaje corporal y deja espacios en blanco que obligan al espectador a llenar con la intuición.
El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) expone hasta diciembre una selección de las obras más recientes del artista chino Mou Huan (Sichuan-China, 1959), que coquetea con la pintura figurativa, pero se aleja de los detalles para provocar un misterio agobiante.
El rostro, un símbolo de estatus social en China
Residente en Düsseldorf (Alemania), ha vivido en la cultura oriental, pero ha desarrollado gran parte de su arte en Europa. Sabe provocar que dos mundos tan distintos converjan. Un ejemplo son los rostros vacíos que pueblan sus cuadros y que tienen un fuerte significado si se interpretan desde China, donde la cara es el estatus, el símbolo del reconocimiento social. La falta de rasgos supone no tener honor ni dignidad.
Huan combina esta interpretación con el arte de occidente: los personajes del artista chino recuerdan al Surrealismo de Giorgio de Chirico (1888-1978), en particular a las obras de su periodo metafísico, cuando dibujaba al ser humano como un maniquí sin señas de identidad y en un espacio poco detallado que acentuaba el extrañamiento.
Una chica levanta con timidez el bordillo de su falda, un grupo de hombres se desvanece en un fondo rojo, una mujer posa en ropa interior sin que haya una sola referencia a lo que pretende. Mou Huan despoja a sus personajes del contexto, los desnuda y los pone a vivir.
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