El grupo parlamentario del PSE-EE propone que todos los agentes políticos y sociales contribuyan a "alejar cualquier tentación de rechazo a las minorías religiosas, étnicas o culturales", y que pongan en valor "lo que aporta la diferencia para acabar con cualquier poso de intolerancia, en un momento en el que Euskadi se dispone a construir la convivencia".

En una iniciativa, el portavoz en la Comisión de Derechos Humanos, Mikel Unzalu, explica que existe preocupación entre los socialistas ante "diferentes actitudes de rechazo expresadas en diferentes puntos del País Vasco hacia algunas de estas minorías".

"Han sido altercados o incidentes que no son generalizados, pero que han afectado al derecho a la vivienda, al de ocio o al de practicar sus confesiones religiosas", recuerda.

En este sentido, señala que, además de la percepción de actitudes racistas que manifiestan algunos colectivos de inmigrantes, "los casos concretos que motivan esta iniciativa amplían esa preocupación".

En esta línea, indica que "no es ya sólo la gravedad de la discriminación que pueda sentir alguien que venga de fuera, sino que estamos viendo que, entre quienes han elegido Euskadi para vivir, sean o no inmigrantes, hay problemas muy concretos sólo por manifestarse en su vida social de una manera diferente a la mayoritaria".

Intolerancia lacerante

Unzalu considera que en el País Vasco esta cuestión no ha sido significativa o conocida hasta ahora, pero son "posos de intolerancia" que tienen relevancia mediática, justo en el momento en el que parece que desaparece la "intolerancia más lacerante, la que ha ejercido durante décadas un terrorismo que, precisamente, buscaba la exclusión y eliminación del diferente por razones ideológicas".

"No podemos permitirlo. Los vascos sabemos mejor que nadie que la mejor forma de acabar con la intolerancia es atacarla de raíz, no asumir ningún sesgo de exclusión, ningún rescoldo de anulación de la diferencia, y proclamar la diversidad como valor esencial para hacer posible una sociedad mejor", indica.

A su juicio, esa sociedad "se debe construir desde el respeto a los derechos humanos y desde el principio de corresponsabilidad social, de ciudadanos con iguales derechos y obligaciones sea cual sea su procedencia o su religión".