Condenado por tener una plantación de marihuana en un local que alquiló a nombre de su padre, un empresario

El acusado alegó que el cultivo de plantas de marihuana es su "hobby"
Varias De Las Plantas De Marihuana Requisadas A Un Vecino De Vilagarcía
Varias De Las Plantas De Marihuana Requisadas A Un Vecino De Vilagarcía
EUROPA PRESS
Varias De Las Plantas De Marihuana Requisadas A Un Vecino De Vilagarcía

La titular del Juzgado de lo Penal número 4 de Santander ha condenado a 14 meses de prisión a un hombre que tenía una plantación de marihuana en un local de Santander que alquiló a nombre de su padre, un empresario.

Según señala la sentencia, hecha pública este jueves, el acusado, JM.R-L, tenía en el local, situado en una planta baja, 201 plantas de cannabis sativa dispuestas en distintos recipientes y semilleros, además de 220 gramos de marihuana ya secada y preparada para el consumo.

Además contaba con una gran variedad de instrumentos "sofisticados" para garantizar y potenciar el crecimiento de las plantas, tales como armarios, lámparas, sistemas de riego, ventiladores, e incluso un gran extractor para evitar el penetrante olor propio de dicho cultivo, extractor que fue precisamente el que alertó a la Policía sobre la existencia de un cultivo ilegal en el interior del local.

La sentencia considera probado que el acusado suscribió un contrato de arrendamiento de un local en la calle Santa María de la cabeza de Santander, estipulando una renta mensual de 225 euros, a satisfacer desde el mes de mayo de 2009.

En dicho contrato hizo figurar como arrendatario el nombre y el DNI de su padre, en representación de la empresa propiedad de éste, y con el mismo domicilio que el del acusado, con la finalidad de utilizar dicho local para el cultivo, secado y ulterior venta de plantas de la variedad cannabis sativa.

Movido por dicho ánimo, el acusado acondicionó el local, forrando sus paredes e instalando un tubo extractor de grandes dimensiones, así como todo tipo de útiles destinados a favorecer las labores de cultivo y secado de dichas plantas para su transmisión a terceros.

El 18 de agosto de 2009, agentes del Cuerpo Nacional de Policía procedieron a registrar el local, en cuyo interior encontraron 201 plantas de cannabis sativa dispuestas en distintos recipientes y semilleros con un peso neto, una vez seca y tras eliminar los tallos y raíces, de 112 gramos, y otros 220 gramos de la misma sustancia. El valor de dicha droga incautada se ha estimado en 1.181,92 euros.

Igualmente se encontraron otros muchos efectos para el cultivo de marihuana, así como un secadero colgante de cuatro alturas con varias plantas, varios armarios plastificados, o papel plastificado para recubrimiento de la pared. Asimismo en el cacheo de que fue objeto el acusado se encontraron en su poder un total de 504,10 euros que se estiman procedentes de la actividad de venta de drogas. SU 'HOBBY'

Aunque el acusado alegó que el cultivo de plantas de marihuana es su "hobby", y que cultivaba tales plantas para su propio consumo, al considerase una persona "sibarita", la juez considera que tales afirmaciones "no se sostienen", y que existe prueba de cargo suficiente que evidencia que el cultivo y acopio efectuado por el acusado "trascendía del que puede considerarse propio del autoconsumo impune, teniendo por tanto una vocación de tráfico".

Así, lo primero que llama la atención a la juzgadora es que el acusado alquilase el local en el que se encontró la marihuana con el nombre y el DNI de su padre, cuando tenía un poder que incluía la posibilidad de celebrar "contratos de arriendo", lo que evidencia la intención de mantener su verdadera identidad oculta.

También considera relevante el hecho de que el acusado ocultara la existencia de la plantación, tanto a su esposa como a un amigo de muchos años, quienes conocían que era consumidor de marihuana y declararon que le habían visto consumirla en su presencia.

Según la sentencia, tal ocultación resulta incompatible además con la afirmación del acusado de que la plantación era para él un "hobby", así como de que estaba motivada en el interés de obtener los mejores productos para su propio consumo, evitando de este modo acudir al mercado negro y consumir plantas tratadas con productos químicos perjudiciales.

Indica al respecto que, de haber sido éste el verdadero objetivo del acusado, "a buen seguro su círculo de familiares y amigos más cercanos conocerían tal empresa", máxime —añade— cuando el procesado tuvo que invertir en la misma una considerable cantidad de dinero, alquilando incluso un local a dicho fin por el que se pagaban 225 euros al mes. Tal secretismo evidencia una vez más, según la sentencia, que el destino de la marihuana trascendía al propio del autoconsumo, "teniendo una vocación de tráfico a terceros".

Finalmente señala que en el cacheo de que fue objeto el acusado, se encontraron en su poder un total de 504,10 euros, cantidad "elevada" para ser llevada como dinero de bolsillo, y que al no haber sido justificada por el acusado, "debe de presumirse" como procedente de dicha actividad ilícita.

Así, la sentencia, contra la que cabe recurso, condena al imputado, como autor de un delito contra la salud pública, a la pena de 14 meses de prisión; multa de 1.600 euros con arresto sustitutorio en caso de impago de 4 días, así como al pago de las costas.

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