Polen: Sus niveles se pueden reducir pulverizando agua dos veces al día para que las partículas caigan al suelo. También existen en el mercado purificadores de aire.
Aire acondicionado: Se debe evitar la utilización de estos aparatos, que introducen partículas de polvo y polen del exterior.
Aspiradora: Los expertos recomiendan pasarla al menos dos veces por semana y no utilizar nunca la escoba. Se debe usar también para los muebles tapizados.
Filtros: Para que su acción sea eficaz, es recomendable usar una aspiradora con un filtro HEPA (de alta eficacia para partículas en el aire), que impide el paso de alérgenos.
Trapos húmedos: Quite el polvo con paños húmedos o bayetas ‘atrapapolvo’. Evite los plumeros, que sólo lo depositan en otras superficies.
Alfombras: Realice una limpieza profunda cada pocos meses y, si puede, evite su uso o elíjala de pelo corto.
Ropa: En vez de tender la ropa al aire libre, donde puede acumular polen, hágalo dentro o use una secadora.
Animales: Las mascotas también traen polen a casa, y una de cada diez personas es alérgica a su pelo.
Frigorífico: Límpielo frecuentemente con una solución de cloro, ya que el moho se acumula con rapidez.
Esos pequeños bichitos
Los ácaros son seres microscópicos que producen polvo y que se desarrollan en almohadas, sábanas y tapicerías, donde encuentran humedad y su principal alimento: las escamas de nuestra piel. Resisten temperaturas extremas, pero no sobreviven en ambientes con baja humedad, por lo que para luchar contra ellos es fundamental mantenerla por debajo del 50%.
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