Se hizo conocido ante la opinión pública como responsable de la construcción, organización y gestión de la Exposición Universal de Sevilla 1992. Un éxito tras el que regresó a su empresa de toda la vida para encargarse, entre otras cosas, de una de las obras de ingeniería más avanzadas del momento, una línea de Metro bajo el Támesis londinense. Su jubilación no implicó su retiró. Asesoraba en distintos proyectos hasta ayer mismo.

En 2003, tras 12 años de investigación judicial, los tribunales dictaminaron la limpieza de su gestión al frente de la Exposición sevillana. Una larga travesía en el desierto en la que a Pellón, aseguró entonces a 20 minutos, lo dejaron solo: «Ante el juez, se quitaron todos», dijo. Aún hoy, los políticos de todo signo de la ciudad siguen sin reconocer su tarea por Sevilla. El actual alcalde le prometió una calle de la que ya no parece acordarse.