Según ha explicado a Europa Press el presidente de la FAL, Juan Manuel Cruz, esta práctica se viene repitiendo desde hace varios años, si bien, en este inicio de curso 2011-2012, se ha producido con mayor intensidad. "Este año ha sido la debacle porque el 90 por ciento de los centros concertados está vendiendo los libros de texto, a lo bestia", lamenta Cruz tras señalar que, cuando la federación vaya a concretar las acciones legales que prevén emprender contra estos colegios, "ya será a toro pasado porque el daño estará hecho".

Cruz alerta además de que la venta de libros de texto por parte de los centros concertados se está produciendo fundamentalmente, a diferencia de años anteriores, en las Escuelas Infantiles de la comunidad, en las que "se venden los libros para los niños de entre 3 y 6 años por 140 o 150 euros", es decir, por "casi el doble" de lo que cuestan en una librería, donde se venden por precios que oscilan entre los 70 y los 90 euros. "Es un disparate, le venden a la gente la comodidad de recogerlos en el colegio (los libros), pero como no le dan ticket o factura del material vendido, sino uno genérico por conceptos varios, pues les están cobrando unas cantidades desorbitadas", argumenta.

Por el momento, la Federación Andaluza de Libreros no ha puesto en conocimiento de la Consejería de Educación estos hechos porque "es ahora" cuando los están detectando y porque, según se queja Cruz, "es muy difícil recabar pruebas, ya que ningún padre o madre se atreve a denunciar públicamente esto o hacer un escrito por miedo a represalias en sus centros".

Otros problemas de los libreros

Además, Cruz señala que este año se han topado con que la Administración educativa ha enviado a los Inspectores a los colegios e institutos andaluces para "dar instrucciones muy severas" acerca de la compra de material complementario, tales como los cuadernillos de actividades que no se incluyen dentro del programa de gratuidad de libros de texto. A juicio de la FAL, el hecho de que Educación advierta a los centros de que no pueden exigir a las familias la compra de este material adicional, "perjudica mucho" al sector.

"Lo que debería encender las luces de alarma son los índices de fracaso escolar, pero parece que lo único que le duele (a la gente) es gastarse el dinero en libros porque, si se gasta en cualquier otro artículo que el niño lleva al colegio, eso se paga gustoso, pero con los libros no pasa eso", critica Cruz no sin ser consciente de que los libreros, por expresar este tipo de opiniones públicamente, "parece que somos unos delincuentes de la peor calaña". "A ningún otro sector educativo se trata con este tipo de vejaciones, pero es que tampoco entendemos cómo es posible que algún alumno aprenda lengua, matemáticas o francés sin cuadernos de ejercicios", insiste.

Con esta "difícil situación" en el sector del libro, Cruz teme que la extensión del libro digital a las aulas andaluzas les clave la puntilla. "Llueve sobre mojado", señala para recalcar que, en los tres últimos años, los libreros han "sobrepasado un 30 por ciento en pérdida de mercado".