Con el verano se abre la veda. Los fotógrafos preparan su 'armamento' y salen a la caza de la fotografía más cotizada.

La temporada comenzaba con Penélope Cruz y Javier Bardem como principal desafío, pero al final otras grandes presas han caído bajo los teleobjetivos: Antonio Canales, que hace unos días aseguró sentirse víctima de un engaño presuntamente pactado entre su novio y el paparazzi que fotografió su encuentro sexual; Elena Anaya, que se besaba con su novia; y la pieza más buscada: Letizia en biquini. Según Jesús Mariñas, las instantáneas (de espaldas, eso sí) en un paraje protegido cercano a la isla balear de Cabrera, y publicadas por ¡Hola! el 10 de agosto, fueron vendidas por 250.000 euros. "Un récord tal y como están los precios", comentaba el periodista.

20 minutos ha contactado con un periodista de la agencia que realizó el reportaje de la princesa en Cabrera. No habla de cifras, pero asegura que"su alto precio" está justificado por la importancia del personaje y porque los paparazzi necesitan salvar "muchas dificultades": guardaespaldas, acceso a lugares remotos... "Tener buena información y un buen equipo fotográfico son la clave", asegura.

Una vez que el fotógrafo cuenta con el material, las negociaciones con los medios son arduas. "Nada es como antes, hace diez años este tema podría haberse pagado mucho más. Las revistas se ponen techos, pero no es cosa de la crisis, es más cuestión de valentía en publicar".

A veces una revista compra el material pero nunca lo publica. Esta vez no ha sido así. "¡Hola! tiene buenas relaciones con la Casa Real; si la revista decidió publicarlo es porque posiblemente contactaron con ellos antes".

Ahora se abre un nuevo curso y las agencias se movilizan ante el próximo gran evento corazonero del año: la boda de la duquesa de Alba.

Semana publicó el pasado miércoles nuevas fotos de la princesa Letizia en biquini, esta vez en las islas Cícladas (Grecia), donde ella, su marido y sus hijas están finalizando sus vacaciones. La revista evita mostrarla de frente, pero sí lo hace de perfil. Se arriesga a ser blanco de las iras de la Casa Real, de modo que el reportaje se publica sin firmar: el nombre del fotógrafo es top secret.