Tamarón (Burgos) revive el 19 de agosto la batalla que en 1037 dio el trono de León a Fernando I

La localidad burgalesa de Tamarón revivirá el próximo 19 de agosto la batalla que en el verano de 1037 dio el trono de León a Fernando I de Castilla, quien unió por vez primera ambos reinos.

La localidad burgalesa de Tamarón revivirá el próximo 19 de agosto la batalla que en el verano de 1037 dio el trono de León a Fernando I de Castilla, quien unió por vez primera ambos reinos.

Según han informado a Europa Press fuentes de la organización, los vecinos del municipio representarán la batalla a partir de las 18.30 horas ataviados con la vestimenta de la época.

Un peregrino anónimo relatará los sucesos a los espectadores y mostrará los hechos ocurridos a través de los actores tamaronenses.

La batalla acaeció a 32 kilómetros de la capital burgalesa en dirección a Valladolid y en ella se enfrentaron Fernando I de Castilla, hijo de Sancho III de Navarra, y el Bermudo III de León.

En la refriega, el monarca leonés perdió la vida y, al carecer de descendencia, fue el propio Fernando quien heredó la corona. De esta forma, la casa de Navarra sustituyó en el trono leonés a los descendientes de los visigodos, que ostentaban el poder desde los tiempos de Don Pelayo. FERNANDO I

Considerado como el primer rey de Castilla por algunos, mientras que otros consideran que tan sólo tuvo el título de conde de dicho territorio —Castilla se separó de León en el siglo X de la mano del conde Fernán González—, Fernando I era hijo de Sancho III 'El Mayor' de Navarra, quien sometió Castilla, Aragón, Sobrarbe y Ribagorza durante su reinado, aunque dividió sus territorios entre sus herederos.

Así, Fernando fue primero señor de Castilla y posteriormente rey de León, pero a su muerte repitió la decisión de su padre y separó de nuevo los reinos de León y Castilla, que fueron respectivamente para sus hijos Alfonso VI y Sancho II, al tiempo que entregó Galicia a su hijo García, y Zamora y Toro a sus hijas Urraca y Elvira.

Las disputas entre sus herederos motivó una guerra civil en la que combatió Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como 'El Cid Campeador', y de la que salió victorioso Alfonso VI, que unificó de nuevo los dominios de su padre y conquistó a los musulmanes la ciudad de Toledo, que pasó a ser la nueva sede de la corte.

Ambos reinos volverían a separarse en 1157, cuando su nieto, Alfonso VII, entregó León a su hijo Fernando II y Castilla a su primogénito, Sancho III, hasta que en 1230 quedaron unificados definitivamente por Fernando III 'El Santo'.

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