El Ayuntamiento de Lebrija (Sevilla), gobernado por María José Fernández (PSOE), ha asegurado que actuará "con la máxima contundencia y el máximo rigor" que permita la Ley contra el hombre que saboteó la 46 edición de la Caracolá Lebrijana, ya que supuestamente se situó entre el público y accionó un mando a distancia con el que controlaba el sonido y la luz del evento por medio de un inhibidor de frecuencia.

En este sentido, fuentes municipales han informado a Europa Press de que el caso está en manos del gabinete jurídico del Ayuntamiento, quien se encuentra valorando la actuación a emprender, todo ello en tanto en cuanto se encuentra a la espera de que el Instituto Armado, que imputa a esta persona una falta de coacciones, esclarezca los hechos.

Al hilo de ello, las mismas fuentes consultadas han puesto de manifiesto que, desde el Consistorio de Lebrija, se actuará "con la máxima contundencia y el máximo rigor, tal y como permita la Ley".

Los hechos

El gerente de una empresa de sonido, responsable del correcto funcionamiento del sonido y de la luz en la Caracolá, fue quien interpuso una denuncia ante la Benemérita en la que decía ser víctima de sabotaje, ya que durante una actuación en directo que tuvo lugar entre las 23,00 y las 24,00 horas del día 22 de julio se quedó sin suministro eléctrico, cuando anteriormente las pruebas habían salido bien.

Tras ello, los investigadores determinaron que en la mesa de sonido había un objeto "extraño" que resultó ser un inhibidor de frecuencia —posteriormente se ha comprobado la existencia de un segundo inhibidor— conectado al sistema de corriente de la mesa de sonido que, al ser activado, afectaba a todos los elementos eléctricos y dejaba sin fluido tanto la luz como el sonido.

No obstante, y puesto en contacto con el empresario que le había cedido la mesa de sonido, éste le aseguró que el problema no era de la mesa sino de los generadores eléctricos. Tras ello, agentes de la Benemérita tanto de paisano como de uniforme decidieron acudir a otra actuación en directo, en la noche del 23 al 24 de julio, y observaron a una persona con un mando a distancia.

Así, pudieron comprobar que, cada vez que pulsaba el mando a distancia, el sonido y la luz de la actuación se iba, por lo que decidieron proceder a la identificación del sujeto en cuestión, imputándole una falta de coacciones.

Posteriormente, se pudo comprobar que el imputado era la persona que había cedido la mesa de sonido al denunciante, aunque su objetivo no era sabotear a éste último, sino "fastidiar" al responsable de los generadores eléctricos, con el que mantenía cierta enemistad.