¿Hay realmente diferencias entre los pisos de lujo y los más normales?

No hay tanta diferencia. La calidad en los materiales es evidente, pero también la hay en otros muchos pisos que no se consideran así.

Pero se paga mucho más.

Hay una mala interpretación. En los pisos de lujo se paga por la zona, considerada de lujo, y por el nombre del arquitecto. Isozaki es el mejor ejemplo. El precio que cogen esos solares obliga a hacer pisos caros.

Al final se venden y se siguen construyendo.

Eso es relativo, porque está costando mucho vender estos pisos. Mucha gente se apunta y luego se echa para atrás. La oferta ahora es más grande que la demanda.

¿Una ciudad moderna tiene que tener sus zonas de lujo?

Es una moda, una psicosis que no se ajusta a la realidad. Bilbao es una ciudad relativamente pequeña y ha destinado sus zonas más nuevas a estas construcciones.

¿En los barrios periféricos no hay pisos de lujo?

Puede haber de excelente calidad, pero no se consideran de lujo. A las zonas buenas van los pudientes. Todo ello genera diferencias. Corremos el riesgo de crear zonas acotadas, guetos para ricos.

Los bilbaínos y el turismo están encantados con el estilo de este nuevo Bilbao.

Los pisos de lujo están pagando las urbanizaciones. También por eso cuestan tanto. Cuando se hagan los pisos de Zorrozourre, las viviendas libres tendrán que pagar las de VPO y la urbanización de toda la zona.

¿Se seguirán construyendo?

Todo tiene un límite.

Bio

Nació en Lekeitio en 1953. Desde hace tres años es el presidente del Colegio de Arquitectos en Vizcaya. En mayo se volverá a presentar.