Condenado a dos años y tres meses de prisión el acusado de provocar un incendio en un piso en Valladolid

La Audiencia Provincial de Valladolid ha condenado a dos años y tres meses de prisión a Carlos M.R. por provocar un incendio en noviembre de 2008 en el piso propiedad de su entonces novia en el barrio de la Pilarica, que provocó cuantiosos daños en el inmueble y en media docena de vehículos que se hallaban estacionados en la calle.

La Audiencia Provincial de Valladolid ha condenado a dos años y tres meses de prisión a Carlos M.R. por provocar un incendio en noviembre de 2008 en el piso propiedad de su entonces novia en el barrio de la Pilarica, que provocó cuantiosos daños en el inmueble y en media docena de vehículos que se hallaban estacionados en la calle.

El fallo, en el que se considera al acusado autor de un delito de daños pero no de incendio y estragos, le condena además a pagar indemnizaciones cercanas a los 26.000 euros —21.236 de ellos para la propietaria de la vivienda y el resto para los propietarios de distintos vehículos dañados—, informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

Las acusaciones pública y las tres particulares, en representación estas últimas de las compañías aseguradoras, mantuvieron al final del juicio invariable su petición de 12 años de cárcel, frente a la absolución o alternativamente la pena por un delito de daños que solicitó el abogado defensor.

El procesado, durante la vista, negó que padeciera problemas psicológicos y también rechazó las insinuaciones de la fiscal respecto de si lo ocurrido hace más de dos años guardara relación con el hecho de que cuatro días antes su entonces novia y propietaria de un bar para la que trabajaba, Azucena R.C, le había despedido a causa de la mala marcha del negocio o bien que la deflagración fuera una reacción al mensaje de SMS que le había mandado la hostelera comunicándole que iba a pasar la noche fuera.

Frente a la tesis del siniestro provocado, Carlos M.R. insistió en que fue accidental y se produjo poco antes de las 07.00 horas del 5 de noviembre de 2008 tras despertarse en la vivienda, un 6º B ubicado en el número 18 de la calle Doce de Octubre, que compartía con su pareja y otras dos personas más, estas últimas en régimen de alquiler, justo al pasar al salón y encender un cigarrillo, como hacía habitualmente todas las mañanas.

Sin embargo, en la segunda jornada del juicio, dos peritos de la Brigada de la Policía Científica de la Policía Nacional de Valladolid concluyeron que el incendio fue "claramente deliberado".

La prueba pericial practicada perjudicó notablemente los intereses del acusado y de su defensor, ya que ambos expertos de la Policía Nacional, quienes inspeccionaron el piso siniestrado un cuarto de hora después del suceso, se mostraron categóricos al descartar la hipótesis del accidente y apuntar que la intencionalidad está en el origen del incendio y deflagración.

En la reconstrucción de los hechos, los peritos explicaron que la colocación de una bombona de butano en la galería del piso, la apertura del regulador y la aproximación a la espita de la llama de un encendedor o una cerilla, después de que durante un tiempo indeterminado se mezclaran el gas y el aire, fue el detonante del siniestro, sin que llegaran a precisar con certeza si primero se produjo un incendio de pequeñas dimensiones y luego la deflagración o si bien ambos fueron simultáneos.

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