Los coreógrafos Johan Inger, Gregor Acuña y Juan Luis Matilla presentarán este viernes dentro de la programación del Festival de Itálica sus trabajos reunidos bajo el epígrafe de 'Works in progress', unos trabajos que a juicio del director artístico del Festival, Juan Antonio Maesso, "son de calidad indudable y muestran una avanzadilla de lo que van a dar de sí estos creadores en el futuro'.

Así, y según se indica en nota de prensa, 'Works in Progress' está compuesto de dos partes, una experiencia que, en danza, corresponde a una propuesta que está en la mente del creador, indagatoria, experimental y, sobre todo abierta, que, en el caso de Inger-Acuña y Matilla, busca poner en contacto íntimo, desde dos formatos y dos realidades distintas, al espectador con el alma del creador.

De este modo, Juan Antonio Maesso ha confirmado, al explicar su apuesta por estas dos propuestas coreógraficas, la tendencia de Itálica de estar muy pendiente y de dar voz a la creación artística local, algo que el coreógrafo, bailarín y actor, Gregor Acuña, ha agradecido y reivindicado. "El hecho de que la Diputación haya prestado oídos a esta actividad nuestra es un privilegio. En Andalucía tenemos espacios escénicos impresionantes para la danza y tenemos grandes creadores. Hay que hacer una llamada de atención a los políticos y gestores culturales, para que no desperdicien el potencial artístico de esta tierra", ha dicho Acuña.

The johan inger project

'Stabat Mater' es el título del trabajo coreográfico que Johan Inger presenta al Festival Internacional de Danza de Itálica 2011. Se trata de una propuesta de investigación, que dura alrededor de 30 minutos, en la que participan tres bailarines, que evolucionan con música de Vivaldi y en la que han tomado parte el propio Inger, en la dirección coreográfica, y Gregor Acuña, en la dramaturgia.

"Desde hace unos años vivo en Sevilla, pero trabajo mucho fuera —explica el artista sueco—. Quería conectarme con la creación sevillana y, para ello, impartí un taller abierto en el Centro Andaluz de Artes Escénicas. De aquí, de este encuentro, surge este work in progress, porque con estos bailarines realizamos un trabajo tan intenso, que yo quería profundizar más'.

Según Inger, su contacto con la creatividad de los bailarines y con la de Gregor Acuña, le enriquece en su propio proceso creativo. "Es una propuesta que va sobre el presente y el futuro de estos bailarines, ellos hablan de su situación en la danza y en el mundo en el que nos movemos, el alma es la situación en el aquí y el ahora", afirma.

El coreógrafo ha reconocido que se estrena en crear una coreografía en un espacio pequeño, para tres bailarines, y en el uso de la música clásica e interpretada en directo, con un cuarteto de cuerda y un contratenor, Pepe Carrión, una experiencia que califica de "muy excitante".

Por su parte, Gregor Acuña ha explicado que "son los bailarines el material con el que se ha creado la pieza. Les hemos exigido mucho, también en el plano actoral y ellos han experimentado con sus posibilidades a este respecto, con lo cual se acentúa el carácter de trabajo abierto y en progresión que tiene nuestra aportación". Acuña ha confirmado que se está produciendo un relevo generacional entre los bailarines andaluces, "con artistas de entre 19 y 25 años, muy bien preparados, y creo que en eso tiene algo que decir el Centro Andaluz de Danza, del que son alumnos". '

Sad dance therapy'

Juan Luis Matilla, su creador y bailarín, ha definido este trabajo como 'bio-danza'. "El bailarín se sube al escenario, abre su corazón y lo ofrece, lo entrega al público", dice. Aclara también que es la primera vez que afronta la realización de un solo, "aunque detrás de mi solo hay un amplio y sólido equipo, bajo la denominación de MOPA", asegura.

La duración del espectáculo es de unos 30 minutos y está compuesto por tres canciones: 'This is a dance therapy', que da título a la obra; 'My father works in a bank', que versa sobre el espíritu crítico con la energía del amor y gira en torno a un hecho real; y 'Peak of oil', que cierra la puesta en escena.

El artista pretende llevar a la escena la ausencia de felicidad y hacer partícipe al espectador de cómo la música y el baile son cura de las penas y la paranoia. Utiliza el idioma del globish, la expresión a través del cuerpo, para conseguir la 'comunicativisibilidad'.