Después que la camarera del hotel Sofitel de Nueva York fuera presuntamente asaltada sexualmente por Dominque Strauss-Kahn hasta cuatro compañeros de trabajo estuvieron con ella. Todos dicen que la vieron en estado de "shock". Dos eran agentes de policía retirados y no creen que la mujer fingiera la agresión.

Además de estos testimonios, hay más indicios que permiten pensar que sigue habiendo caso contra el exdirector del FMI, aun cuando se haya puesto en entredicho la credibilidad de la denunciante por las mentiras que contó para entrar a EE UU, según The New York Times. Una de las claves está en las tarjetas-llave del hotel, la otra, en el informe médico.

El sistema informático del hotel registra cada movimiento que hizo la camarera el día de autos, el pasado 14 de mayo. Su tarjeta dice que estuvo una hora limpiando una habitación cercana a la de Strauss-Khan. A mediodía, otro empleado llamó reiteradamente en la habitación del ex director del FMI sin obtener respuesta. Entró y se llevó un carrito con restos de comida. Este empleado le dijo a la limpiadora que no había nadie en el cuarto y justo a las 12.06 la presunta víctima entró con su tarjeta para hacer la limpieza.

Este hecho podría sugerir, según el diario, que la limpiadora no planeó entrar en el cuarto de Strauss-Kahn para embaucar al dirigente del FMI. En los siguientes 20 minutos fue cuando se produjo el encuentro sexual objeto de un proceso de investigación.

La mujer utilizó su tarjeta-llave de nuevo a las 12.26 horas para regresar a la habitación que había limpiado antes. Desde allí avisó a su supervisora. Juntas entraron en la habitación de Strauss-Kahn, ya vacía. El ejecutivo francés hizo el 'check out' a las 12.28, a toda velocidad. En el vídeo de su salida se ve que lleva pasta de dientes en la comisura de los labios.

Los abogados de DSK, como le llaman los americanos al exdirector del FMI, aseguran que el encuentro fue consentido. También dicen que un vídeo en el que se le ve almorzando con su familia justo después de los hechos prueba que no estaba a la fuga. Además, su defensa considera que las dudas levantadas en torno a la honorabilidad y credibilidad de la denunciante obligarían a archivar el caso.

Expertos en ética legal defienden, sin embargo, que el caso sigue vigente porque no se debe decidir si hubo crimen o no en virtud del pasado de la víctima. La mujer, según sus abogados, quiere testificar al mundo lo que Strauss-Kahn le hizo.

Además, sus letrados cuentan con el informe del hospital St. Luke's-Roosevelt de Nueva York que atendió a la mujer. Según ese informe, ella relató que el 14 de mayo pasado entró a la habitación del lujoso hotel en que el entonces director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) se alojaba cuando lo encontró "desnudo, él la empujó a la cama y cuando ella se incorporó, él la asaltó sexualmente".

"Consiguió huir, pero él la empujó hasta el baño. Cuando se cayó al suelo, él la forzó al acto sexual", señala ese diario en relación al informe médico.

El Times señala que esa "es la versión más directa que se tiene de lo sucedido" aquel 14 de mayo, en un informe preparado por un profesional del hospital neoyorquino, y que señala que "el relato sugiere un asalto sexual serio".