Seis de cada diez personas ven más rentable acortar su horario de trabajo o dejarlo a tener que pagar la guardería de sus hijos. Estos datos han sido  recogidos por la Encuesta de Población Activa (EPA) sobre conciliación entre vida laboral y familiar del año 2010, que ha analizado la situación 30,87 millones de personas entre 16 y 64 años, y, entre ellas, a más de 9 millones con al menos un hijo (propio o de la pareja) de 14 o menos años.

La razón que dan los encuestados para preferir dicha decisión es que las guarderías y los servicios de cuidados para los niños son muy caros, el porcentaje es de un 59,5% y esta cifra asciende al 64,4% entre los parados. Según el estudio, un total de 850.000 personas no trabajaron y no buscaron empleo o lo hicieron a tiempo parcial para hacerse cargo regularmente de la atención de sus hijos durante el pasado año.

Por otro lado, el 14,7% con hijos menores, 1,43 millones, utilizó servicios de cuidado de niños para atender a su hijo más pequeño. La mitad los usó 20 ó menos horas por semana, el 18,3% entre 20 y 30 horas, el 21,7% entre 30 y 40 horas, y el 8,8% más de 40 horas.

En cuanto al uso de excedencias para estos asuntos, 260.600 personas (el 92,8% de ellas mujeres) hicieron uso de ella a tiempo completo para atender a su hijo menor de ocho años. Una de cada tres lo hizo por un periodo de 6 a 12 meses, mientras que 3 de cada 4 hombres disfrutó de su excedencia por un periodo inferior a los seis. Además, 303.300 personas decidieron dejar su empleo, sin considerar la excedencia, para atender a su hijo menor de ocho años. Nueve de cada 10 de éstas fueron mujeres y casi la mitad dejó su empleo por más de un año o todavía no se ha incorporado.

Más de un millón y medio de personas de 16 a 64 años (el 5,1% de esta población) se hizo cargo del cuidado de niños que no eran suyos en 2010. En el caso de los inactivos, el porcentaje alcanzó el 7,9%. Por su parte, 2,67 millones de ciudadanos, se ocuparon de familiares o amigos mayores de 15 años necesitados de cuidados. Hay que añadir, que el porcentajes en estos términos es más elevado entre las mujeres que entre los hombres.

Por sexos, el 11% de los varones pudo establecer su horario, frente al 12,9% de las mujeres. Otro aspecto de la flexibilidad de la jornada laboral se concreta en la posibilidad de modificar el horario, al inicio o a la finalización y en al menos una hora, por razones familiares. Así, el 47,3% de los asalariados dispusieron de un horario flexible o generalmente pudieron modificarlo en esos términos; el 19,3% rara vez lo consiguió variar y al 27,5% le resultó imposible .

La flexibilidad fue algo mayor en el caso de las mujeres que en los hombres y, a más edad, mayor fue la facilidad para modificar la jornada laboral.

La posibilidad para tomarse días libres por razones familiares se traduce en un 42,7% de los asalariado, generalmente. Mientras que el 31,5% no dispuso de esta opción.