Es uno de los grandes motores de la economía europea. Alberga múltiples obras de arte. Reúne a dos de los más grandes equipos de fútbol. Y, por supuesto, está entre las grandes capitales de la ropa y el diseño: hablamos de Milán, que desde el sábado disfruta de su semana de la moda masculina, en la que grandes modistos muestran lo que veremos en la primavera y verano de 2012.

Con un año de antelación, Armani, Dolce & Gabbana o Ermenegildo Zegna han mostrado sus propuestas. No solo eso: además de impactantes diseños, la cita viene cargada de símbolos. Porque Milán ha mostrado a un hombre nuevo: más sensible y femenino, menos severo y formal. La moda italiana cruza los dedos: tras el desastroso bienio 2008-2009, la facturación resurgió en 2010. Pero no fue por EE UU o Europa, sino gracias a Brasil, la India, Rusia o China. Nuevos mercados, nuevos hombres a los que seducir.

Así que adiós a las convenciones: la crisis económica, política y social desemboca en una crisis de identidad masculina. Pero crisis es también sinónimo de reinvención, y algo de eso trae Emporio Armani, con un hombre dispuesto a lucir chaquetas sin corbata y mezclar colores en degradado. Lo dice el mismo Giorgio Armani: "El problema de la moda masculina es la credibilidad y la ligereza. Ya no tiene sentido proponer clasicismo, así que nos situamos a mitad de camino: llevemos la chaqueta con más relax, sin corbata. Desatémonos. Seamos más desenvueltos".

Dicho y hecho: Armani propone combinar chaqueta con pantalón amplio, de pinzas y con dobladillos, que deje al aire los tobillos y dé mayor protagonismo al zapato. Los colores serán el gris y el azul, sí, pero en una amplia gama de degradados que incluso imitan el efecto del mármol o del lavado a la piedra. Y, desde luego, no a la corbata: sí a las camisas abotonadas hasta el cuello, pero adiós a la prenda sinónimo de formalidad.

Pero todavía más allá han ido, en su nueva colección, Dolce & Gabbana: su hombre, quizá sacudido por tantos fracasos adultos, es tan juvenil que a veces hasta roza la infancia. Chaquetas cortas, tres colores básicos y un modelo estrella, el viril y británico David Gandy: pero si algo impacta en sus diseños es la radical apuesta por las prendas de rejillas cuadradas. Definidas como "perforadas", dichas redes se extienden por camisetas sin mangas, pantalones y zapatos.

Y mientras los diseños de Tomas Maier para Bottega Venega refuerzan conceptos como el lujo discreto y la ligereza, Miuccia Prada insiste en estampados imposibles, colores estridentes y una inspiración reconocida: el golf. "No solo no lo juego, sino que lo odio", reconoce la diseñadora, "pero su estética es internacional". Como lo es el propósito de la firma, que acaba de salir a Bolsa... en Hong Kong. El futuro de la moda masculina, pues, será en Asia –más alegre, juvenil y colorido...– o no será.

Según la estilista Amparo Utrilla, "la moda está evolucionando hacia la calle. Lo que se ve en las calles de París o Milán tiene más fuerza que lo mostrado en los desfiles: la gente consulta más los modelos que proponen los buenos blogueros, o las celebrities en su vida cotidiana, que lo que proponen los diseñadores o los propios estilistas". Para Utrilla, los que presuntamente deben marcar las tendencias "se han vuelto más comerciales y menos arriesgados, quizá debido a la cris

José Juan Rodríguez, 'ciao' al hombre italiano: "Veo el estilo de hombre clásico italiano, con gafas grandes, camisa abierta y jean roto, muy out. Me cansa. En España veo hombres, en la calle y en desfiles, con un estilo más adelantado".

Amparo Utrilla, ¿tendencias? "No hay tendencias claras: cada revista masculina tiene un prototipo de hombre. En los años cincuenta o sesenta sí podía hablarse de estilos determinados, pero no ahora. Creo que las ideas de las pasarelas están un poco agotadas".

Juan Antonio Frías, clasicismo: "Ahora mismo, la moda la dicta la prensa. Son las revistas las que marcan qué llevar. De todas formas, los españoles son muy clásicos: la poca ropa que compran de diseñadores lo es. Lo raro y lo moderno no se vende".