Los niños, que en el colegio organizaban encuentros de reflexión, son ahora los reyes de la tele. Aunque se mantienen emisiones históricas como Quo Vadis, la parrilla ya no se ciñe a películas de contenido religioso como única programación durante estos días. Tampoco la radio mantiene las emisiones únicas de música clásica y ya no está mal visto cantar durante la meditación. Cines y teatros se mantienen abiertos con o sin cartelera religiosa y hacen el agosto. También salir de marcha es lo más recurrido estos días, entre otras cosas porque las discotecas y los bares –que antes cerraban– ahora sólo entienden de recaudación y estos días llenan la caja.
Las procesiones son incondicionales, pero cada vez son menos las mujeres que, de elegante negro, con peineta y mantilla, hacen las siete visitas de rigor a la iglesia.
Incondicionales
Repostería: Si hay algo que no cambia, son los dulces. Todos los años se supera el millón de torrijas vendidas. Son el postre rey, junto con los huesos de santo, huevos de Pascua y pestiños.
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