Más de 1.500 niños de Vigo se quedan sin recreo cuando llueve

Algunos centros tienen que resguardar a 300 alumnos bajo un porche. Otros, se ven obligados a cobijarse en las aulas.
Mientras la presa de Zamáns se llena de agua, después de meses de sequía, quienes sufren las consecuencias del mal tiempo son 1.575 escolares de colegios públicos vigueses. En sus centros de estudios disponen de patio de juegos al aire libre, pero no de patio cubierto para los días de lluvia.Como alternativa al patio exterior, algunos colegios, como el CEIP Celso Emilio Ferreiro o el CEIP Valle Inclán cuentan con un porche alrededor del edificio bajo el que se resguardan 300 y 70 niños respectivamente.

Más limitada es la opción del CEIP Mestres Goldar, donde los menores tienen que deambular por los vestíbulos de los alrededores de las aulas o quedarse dentro de ellas mientras transcurre el tiempo de recreo.

Entre tanto, algunos colegios, como el CEIP Canicouva-Pereiró, prefieren dividir a sus alumnos. Así,  mientras los más pequeños toman el aire bajo un porche, los estudiantes de 5º y 6º de primaria tienen que quedarse en clase durante el recreo.

Esta última alternativa también la tienen de mano en los días lluviosos los profesores del CEIP Alfonso R. Castelao, pues para sus 100 alumnos, la única opción es pasar el recreo resguardados en sus aulas. En este espacio aprovechan los casi 30 minutos para merendar o jugar tranquilamente acompañados por el resto de compañeros de pupitre.

Qué se puede hacer...

Música: Algunos colegios optan por poner música a los alumnos para facilitar su descanso durante el recreo.

Ludoteca: Los juegos de mesa son una de las opciones recurrentes.

Merienda: Para entretener a los pequeños, los profesores optan por acompañar a los alumnos mientras toman la merienda.

Psicomotricidad: Las aulas de psicomotricidad ayudan a desarrollar las habilidades físicas de los pequeños de educación infantil.

Los educadores recuerdan...

La atención sigue patrones cíclicos: El cerebro precisa un descanso cada 90 o 110 minutos de actividad intelectual para asimilar los conocimientos.

Relacionarse con otros: A través de sus juegos, los niños comienzan a introducirse en la sociedad y a sentirse partícipes pudiendo expresarse con libertad.

Conocer a los alumnos: La libertad que proporciona el juego aclara el carácter del menor y los educadores pueden conocer al completo la personalidad del alumno.

Resolver conflictos: Los profesores deben colaborar en la resolución de posibles conflictos, aunque también han de ser los propios alumnos los que dialoguen entre sí.

Los niños con los niños y las niñas con las niñas: Los tipos de juego y el espacio se organizan según el sexo, de ahí que los niños continúen siendo los ‘amos del balón’.

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