Así, reprende a Sanidad, porque «el legítimo derecho de las parejas a ver satisfecha su ilusión de una paternidad no puede verse limitado por problemas de falta de infraestructuras» (en la Comunitat, todos los hospitales públicos hacen tratamientos de infertilidad, pero sólo el Clínico y la Fe de Valencia y el General de Alicante hacen fecundación in vitro).
En dicho informe se recoge, entre otras quejas, la de una paciente que tardó entre doce y catorce meses en ser atendida en la Fe de Valencia para una fecundación in vitro.
Esta larga espera (como mínimo es de un año) obliga a muchas mujeres a recurrir a la privada, por ejemplo, al Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), que hizo 5.000 tratamientos en 2005 en la Comunitat (una paciente suele repetir el tratamiento si falla).
Pública y privada
Las diferencias entre la pública y la privada son sustanciales. Mientras en la primera, la paciente no paga nada en los primeros tres intentos de quedarse embarazada, en la privada el desembolso va de 600 a 6.000 euros. La ventaja del IVI: la primera visita es inmediata.
El IVI busca óvulos
Mujer, de 40 años, y que ha fracasado con otros tratamientos para conseguir la gestación con sus propios ovarios. Ése es el perfil de valenciana que precisa de óvulos ajenos para llevar adelante un embarazo. El año pasado, 1.300 valencianas donaron sus óvulos, pero no hay tantas donantes como pacientes receptoras, por lo que las parejas con problemas «están en lista de espera de tres a seis meses», dice el doctor Remohí, del Instituto Valenciano de la Infertilidad.
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