Las ciudades del área metropolitana de la región (la capital y los grandes municipios limítrofes) no parecen ser un lugar atractivo para tener hijos. En cambio, las pequeñas ciudades del segundo anillo, aquellas que están más allá de la M-50, se están poblando gracias a las parejas jóvenes que deciden formar allí su familia.

Los municipios madrileños de más 10.000 habitantes con mayor proporción de población envejecida son Madrid (un 18,8% de sus vecinos tienen más de 65 años), Alcorcón (15,5%) y Leganés (14,9%), según los padrones municipales, publicados anualmente por el INE (ver gráfico). Además, en el último lustro, el porcentaje de ancianos ha crecido en todos ellos hasta 5 puntos.

"Estas ciudades, sobre todo las del cinturón sur de la capital, se expandieron con la inmigración de los años sesenta. Ahora, aquellos inmigrantes se hacen mayores y sus hijos salen hacia otros municipios, envejeciendo la población", explica el experto en demografía y profesor de la Complutense Enrique del Pozo.

La mayoría de los jóvenes que se marchan se dirigen hacia el segundo anillo metropolitano. "La mayor parte son parejas en edad de tener hijos que van en busca de vivienda más barata en urbanizaciones de chalés adosados", añade Del Pozo. Como consecuencia de esta migración, se dispara la natalidad de estos municipios.

En concreto, las localidades con más población entre 0 y 4 años son Villanueva del Pardillo (12,6% del total), Paracuellos del Jarama (10,7%) y Arroyomolinos (9,9%), según sus padrones. En los últimos cinco años, todas estas localidades han pasado de ser pueblos a tener la categoría de ciudad.

Esta avalancha de bebés ha obligado a esos municipios a replantear sus presupuestos. "El gran crecimiento de los servicios ha ido dirigido a la infancia, con nuevos centros escolares, ludotecas o parques", apunta la concejala de Educación, Mª Ángeles Soto. Por el contrario, municipios como Madrid han tenido que triplicar su gasto en ayuda a domicilio o residencias de mayores.

Villanueva del Pardillo, en el oeste madrileño, es el municipio con más niños. Allí todo está pensado para la infancia. Al mediodía, las calles (15.609 habitantes) parecen el patio de un colegio: críos corriendo hacia las tiendas de chucherías, madres y padres con carritos de bebé, mujeres embarazadas... "Parece que vivimos en una guardería, ¿verdad?", dice María José, una de las madres que pasea a Lara, su bebé de cinco semanas.

Junto a ella están Ruth y su hija Alba. Precisamente, se conocieron "en los cursos de preparación al parto. Aquí todo gira alrededor de los niños: nos vemos en la guardería, en el parque y hasta nos intercambiamos la ropa del embarazo. Con la excusa de los niños, se estrechan los lazos vecinales", cuenta Ruth.

Todas ellas llegaron a Villanueva atraídas por las viviendas baratas. Pero no es la única ventaja: "Es un pueblo muy tranquilo, está rodeado de campo, cerca de la sierra, no hay tráfico ni ruidos. Además, los niños se pueden relacionar con un montón de niños de su edad", explica Miriam, la mamá de Alberto. "Ahora todo son escuelas infantiles y farmacias. Cuando crezcan, tendrán que hacer discotecas y universidades. Hay futuro para rato", bromea María, la madre de Mario.