El sistema se basa en un dispositivo que se instala en el coche, con un microprocesador, un sistema de comunicación GSM/GPRS, un módulo GPS y una batería. El GPS toma la posición a cada minuto, se conecta a un servidor y descarga los datos.
Así puede conocerse la posición del vehículo a través del móvil o de la web de la empresa. Sólo se necesita un nombre de usuario y una contraseña. Además, si alguien lo desconecta, también nos lo advierte. «No necesita instalación externa y funciona con un sistema de batería de diez horas», explica Carlos Cabezas, uno de sus creadores.
Por el momento, los mayores clientes son flotas de vehículos, aunque también hay particulares. Cuesta de 600 euros en adelante. Para flotas que cubren una ruta, el sistema puede configurarse para avisar de si ésta se ha cumplido o no.
Además, puede aplicarse a máquinas de vending, embarcaciones o mobiliario urbano. Entonces avisaría de cambios de posición o de roturas, por ejemplo.
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