Xosé Manuel Beiras, líder del Encontro Irmandiño e histórico del BNG, ha analizado el movimiento creado bajo el paraguas de 'Democracia Real Ya' y que tuvo su eclosión el 15 de mayo, y ha diagnosticado que "en la medida en que tenga continuidad y no sea una burbuja", sino que se consolide como "movimiento cívico-político", los "partidos no serán capaces de vehicular" sus demandas, pese a que —augura— buscarán "reconducirlo y usarlo para sus conveniencias".

En este sentido, en una reflexión que registra en 'youtube' cerca de 5.400 reproducciones, recogida por Europa Press, Xosé Manuel Beiras destaca que si este colectivo se convierte en un movimiento mundial que busca un nuevo diseño democrático "difícilmente los partidos" podrán absorberlo "salvo que se regeneren y dejen de ser el tipo de formación que fueron hasta ahora".

Durante su análisis sobre lo que está ocurriendo, Beiras ha destacado que este movimiento demuestra que en la sociedad no había "pasotismo" como se decía, y ha significado que la ciudadanía se ha "rebelado" contra la "inexistente democracia". Para el histórico dirigente nacionalista, se trata de una "bomba de relojería" de "rebelión social", salvo —ha matizado— "que se reprima brutalmente".

En su observación, ha extraído que se trata de un movimiento "cívico" que tiene el "eje común" de un diagnóstico de la "patología" que se comparte, es decir, "acabar con la hegemonía financiera, restablecer libertades...."; pero ha constatado que no se trata de un "programa electoral" y que aglutina diversidad de pensamientos bajo "denominadores comunes".

A este respecto, lo ha comparado con organizaciones frentistas e incluso con "el BNG de los años 80" que comparten un proyecto aunque mantengan "lecturas desde distintas ópticas sociales o culturales que después llevan al programa común de tratar de cambiar la sociedad".

Xosé Manuel Beiras aplaude que se trate de hacer un programa "revolucionario para restablecer la democracia", lo que a su juicio significa que ésta sea "de abajo hacia arriba" y que los ciudadanos recuperen su papel de decisión, así como recuperar los principios de "igualdad y fraternidad" de la Revolución francesa. De hecho, ha asegurado que espera que este "primer paso de indignación desemboque en revuelta cívica", ya que es preciso una "transformación positiva y radical".