El ministerio fiscal ha rebajado de 26 a 4 años y 10 meses la pena solicitada para un hombre acusado de atar, amordazar, golpear, escupir, insultar y humillar a su excompañera sentimental como represalia por haberle denunciado por malos tratos. El hombre ha negado los hechos que se le imputan y la mujer ha declarado que no fue obligada a nada, que cuando presentó la denuncia iba "muy drogada", y ha pedido que retiren la orden de alejamiento vigente contra el acusado, puesto que ya habla con él por teléfono y por internet.

Inicialmente, el fiscal pedía para este hombre una pena de 26 años de prisión por un delito continuado de agresión sexual, otro de detención ilegal, uno más contra la integridad moral, y otro delito de lesiones. No obstante, ha llegado a un acuerdo con la defensa, tras negar los hechos la víctima, y ha eliminado los dos primeros delitos. Así, la pena que finalmente ha solicitado para el hombre ha sido de cuatro años y 10 meses de prisión.

Por su parte, el abogado de la defensa se ha adherido a esta pena pero ha reclamado que se suspenda su aplicación porque su representado, tras los hechos, comenzó un tratamiento de desintoxicación —era toxicómano desde los 13 años— y puede demostrarse que lo está cumpliendo. Según ha explicado en declaraciones a los medios de comunicación, cuando la pena solicitada en este tipo de delitos no supera los cinco años, se puede pedir su suspensión.

El hombre, que tiene antecedentes por maltrato de obra y amenaza en el ámbito familiar, se encontró el día 22 de septiembre de 2008 con su expareja, con la que tiene una hija en común —que ahora ha alcanzado los siete años—, y se la llevó a su domicilio del municipio valenciano de Rafelbuñol.

El hombre ha relatado ante el tribunal que ese día "iba muy mal", y que la mujer se quedó en su casa "por voluntad propia". También ha indicado que ambos consumieron cocaína, alcohol y pastillas, "y otras cositas que trajo ella", ha dicho. "Me gasté más de 1.000 euros en coca", ha relatado.

Además, ha reconocido que es toxicómano desde los 13 años, pero que está en tratamiento de desintoxicación desde hace tres. Ha asegurado que no violó ni agredió a su expareja sentimental, sino que en ese momento estaban "mal" y tuvieron "un forcejeo". "Yo lo que quiero es curarme y seguir con mi pareja, que tenemos un hijo en común", ha añadido cuando el tribunal le ha dado la última palabra en la vista.

Por su parte, la mujer ha afirmado que no recuerda exactamente lo que denunció en su día porque "todavía estaba drogada", y ante la Policía respondía "rápido" ya que "quería irme pronto de allí", ha relatado. "No recuerdo la cantidad de pastillas que nos tomamos con vodka y cerveza", ha agregado.

También ha indicado que no fue obligada a nada, "todo fue voluntario". Ha señalado que se pegaron mutuamente, y que no recuerda el instrumento con el que le agredió porque "estaba todo lleno de trastos y los dos habíamos bebido mucho". "No le tengo miedo", ha dicho, y por eso ha pedido al tribunal que retiren la orden de alejamiento que pesa sobre su expareja.

Le rompió la nariz

Según ha mantenido el fiscal, la pareja discutió y seguidamente el hombre, con ánimo de menoscabar su integridad física, le pegó con el puño y con una defensa rígida de grandes dimensiones en la cabeza, y continuó agrediéndole por todo el cuerpo hasta que le rompió la nariz, saltándole la dentadura postiza.

Le dijo en ese momento —según el mismo escrito— que lo iba a pasar igual de mal que lo pasó él cuando estuvo detenido por malos tratos; luego le ató a la cama con cables y cuerdas, de las muñecas y piernas y cuello, y le puso cinta adhesiva y un trapo en la boca. Le sacó un cuchillo jamonero y le dijo que la tenía que matar, que le iba a hacer la corbata colombiana, a la vez que la insultaba y escupía.