Las cifras hablan

Contratos: En febrero se suscribieron en la provincia cerca de 73.000. Los hombres consiguieron el 58%. Ellas, sólo el 42% (algo más de 30.000).

Desempleo: Las mujeres también ganan en las listas de parados de la provincia. En enero, un mes antes de la firma de estos contratos, ellas eran más de 74.000 entre los casi 120.000 demandantes de empleo que había.

Con estudios: De este total, casi 16.000 son personas con estudios de grado superior. Por sexos, los hombres que decidieron seguir estudiando tras pasar por secundaria no supuso ni la mitad. El 72% del total era mujer.

Más contratos temporales

Los contratos temporales ganan por goleada a los fijos e indefinidos en Sevilla. De los casi 160.000 contratos firmados el mes pasado, sólo el 6% fueron de carácter indefinido. Es decir, unos 9.300, lo que supone casi seis de cada cien contratos realizados en la provincia. El resto, más de 150.000, eran temporales. Esta enorme diferencia entre ambos tipos de contratos no es un hecho aislado que se haya producido sólo en febrero. El Informe Económico-Laboral de 2005 de la Confederación Empresarial Sevillana (CES) señala que el pasado año se llevaron a cabo en la provincia cerca de un millón de contratos. Sólo el 4,3% (no llega ni a los 42.000 contratos) eran indefinidos. En este caso, no existe diferencia entre hombres y mujeres. La temporalidad afecta a ambos sexos por igual.

Tres casos concretos

María Navarro

20 años. Desempleada. «Pienso que el trabajo está igual de mal para los hombres que para las mujeres, pero sí que es verdad que hay más ofertas para ellos. En igualdad de condiciones, antes prefieren a un hombre como norma general».

Encarni Jiménez

31 años. Contrato hasta verano. «Cuantos más estudios tienes, menos te llaman. Yo he mandado el currículum a empresas sin poner que soy licenciada, porque si no, no te llaman. Prefieren coger a una niña de menos de 21 años para poder meterla como aprendiz».

Yolanda Bailón

36 años. Contrato fijo. «Aún perdura el mito de que hay trabajos para hombres y para mujeres. Quizá  nuestro colectivo está más saturado, sólo te quieren para atender el teléfono o cosas así y ahora estamos mejor preparadas».