El Banco Santander ha adecuado sus estatutos y su política de retribuciones al nuevo marco legal sometiendo a votación su Plan de Retribución Variable Diferida y Condicionada, que tiene por objetivo aplazar parte del pago de bonus a los ejecutivos y altos directivos para que estos, especialmente los que están más involucrados en las decisiones de riesgo, tomen en consideración los efectos a medio y largo plazo, de acuerdo a la nueva norma europea.
El plan está dirigido a unos 250 directivos, entre consejeros ejecutivos, directores de división y otros cargos, que recibirán un máximo de 150 millones de acciones, la mitad de su bonus, mientras que el resto los percibirán en metálico. El importe máximo de estos bonus será de 330 millones de euros y se percibirá aplazado en un plazo de tres años.
Del informe sobre la política de retribuciones a los consejeros, también se desprende que los principales directivos de Santander tendrán su retribución fija congelada durante el próximo año. La del presidente, Emilio Botín, seguirá en 1,344 millones de euros. El consejero delegado, Alfredo Sáenz, seguirá cobrando 3,703 millones; el responsable de Riesgos, Matías Rodríguez Inciarte, 1,71 millones; el director general de América Latina, Francisco Luzón, 1,656 millones y el director de Estrategia, Juan Rodríguez Inciarte, 987.000 euros.
La única directiva que verá incrementado su sueldo es Ana Patricia Botín, debido a que la hija del presidente ha cambiado su función dentro del grupo, desde presidenta de Banesto a responsable de Santander UK. Este cambio supone una subida del 47,8% de su sueldo fijo, hasta los dos millones de euros.
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