El nuevo jubilado, solo en casa

  • Los hombres casados con mujeres más jóvenes se jubilan antes y se ven obligados a ocupar su tiempo con nuevas tareas mientras ellas trabajan.
  • Los planes de retiro tienen que posponerse varios años. Ellos aprenden a esperar.
Fernando Alonso Arribas se jubiló hace un año, pero debe posponer sus planes de retiro hasta que su mujer, varios años más joven, se jubile como él.
Fernando Alonso Arribas se jubiló hace un año, pero debe posponer sus planes de retiro hasta que su mujer, varios años más joven, se jubile como él.
JORGE PARÍS
Fernando Alonso Arribas se jubiló hace un año, pero debe posponer sus planes de retiro hasta que su mujer, varios años más joven, se jubile como él.

Cuando Fernando Alonso Arribas trabajaba de director comercial y pensaba en su jubilación se imaginaba junto a su mujer, Carmen, viajando de pueblo en pueblo por España sin un destino predeterminado: “Saliendo un lunes de viaje y volviendo cuando nos apeteciera”. Fernando lleva un año jubilado, pero sigue soñando esa vida a contracorriente a la espera de que se jubile su mujer, seis años más joven que él.

Fernando pertenece a una generación pionera que transita por una geografía vital inexplorada, la de los jubilados que pasan de vivir en la oficina a habitar un hogar vacío, con los hijos emancipados, y en el que por primera vez son ellos los que esperan a que sus mujeres vuelvan de trabajar.

Las mujeres nacidas en los tardíos 40 y en los 50 -en el 'baby boom- han roto muchos moldes. Fueron las primeras en no abandonar sus trabajos ni al casarse ni al tener hijos –en buena medida por economía, pero también porque desempeñan tareas cada vez más atractivas-. Ahora son las primeras que llegan en masa hasta la jubilación.

Ellos se jubilan antes

Hace diez años las mujeres mayores de 55 años que trabajaban eran 546.200, por 1.131.000 hombres de la misma edad. Hoy, las afiliadas a la seguridad social en el último tramo de edad son 995.700, reduciendo la brecha con los hombres (1.378.000), según el Ministerio de Trabajo.

El demógrafo del CSIC Julio Pérez, especialista en envejecimiento, considera el nuevo modelo familiar del jubilidado solo en casa “interesantísimo, sin precedentes y que demuestra que la vejez es más moderna de lo que pensamos”.

“Los hombres se siguen casando con mujeres algo más jóvenes que ellos”, constata, “y ya tienen carreras laborales calcadas, por lo que siempre les tocará a ellos jubilarse antes”. Pérez está convencido de que este fenómeno va a  generalizarse en los próximos años.

La mujer de Fernando es funcionaria en Hacienda y por más que la pareja eche las cuentas, Carmen aún no puede dejar de trabajar. La reducción de la pensión por una jubilación anticipada no casa con una previsible  prolongada madurez. "Sería tirar por la borda mucho esfuerzo y trabajo", reconoce ella. Su marido apostilla:  "Es un problema económico, si mañana echamos una bonoloto y nos toca, Carmen se jubila", asegura.

De momento, a Fernando le toca esperar. Y lo hace cuidándose y cuidando a los demás. “No me paso el día mirando obras. Ya no somos así los jubilados. Yo hago deporte, nado o paseo, leo y ayudo en casa más de lo que nunca lo he hecho”. Su mujer da fe de ello y se siente más ligera de responsabilidades en el hogar. Hacer la compra y preparar comida casera están entre las tareas preferidas de Fernando, quizá para borrar de la memoria cuarenta años de comidas de empresa.

Sin modelos previos

El nuevo jubilado no tiene modelos en los que basarse. El demógrafo Julio Pérez recomienda a los afectados que no intenten perpetuar el estatus de cuando trabajaban, “porque no es funcional”, sino que tienen que aprender a desarrollar roles históricamente femeninos “como las tareas de la casa, la recuperación de las relaciones informales y el apoyo familiar”.

De vez en cuando Fernando tiene que hacer de chófer de una de sus hermanas en visitas al médico. También se presta a solucionar trámites burocráticos de sus hijos en horario laboral, pero admite que en ocasiones se hace "el loco", porque si no "terminas de recadero".

El demógrafo del CSIC también tiene un conocido que pertenece a este nuevo tipo de jubilados:  “Se jubiló, ella tenía una mercería. El hombre es el típico macho autoritario, que llegó a casa y se encotró solo. Pretendía ir a la mercería, pero ella le acabó diciendo que se fuera, que le molestaba, que ni sabía de mercería ni le iba a dejar llevar el negocio. Con los hijos independizados y a su aire, a él le han diagnosticado depresión”.

Julio Pérez insiste en la receta de "paciencia y espera", dos cualidades históricamente femeninas. “Si no lo aprenden, tienen por delante 20 ó 30 años de frustración constante”.

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